Huellas de los agraciados

Huellas de los agraciados

Cuando los dominicanos no terminaban de despertar de la pesadilla de 31 años de dictadura, la transición democrática comenzaba a exhibir su rostro de descaro al “conocer” la condición de propietario de Radio Clarín, Perla Antillana y Alas del Caribe de un General en capacidad de recibir las ventajas del poder porque anduvo en tiempos de dificultad acompañando al nuevo presidente por el exilio y retribuyéndose en lo económico, como consecuencia del rol asumido por el grupo San Cristóbal en toda la fase conspirativa antes de 1966.
Después del triunfo en 1978, ungidos del beneplácito presidencial estuvieron los ahijados preferidos que, su vieja militancia en el MPD, no impidió llevarlos a Inespre y la Fiebre Porcina debido a la necesidad de enviarle una señal a franjas militares en capacidad de cobrarle viejas travesuras. Saña y retorcimientos lanzados a un entorno familiar desde el litoral partidario capaz de difamar y asignar la titularidad de un hotel emblemático a la hija, pero el tiempo diluyó la calumnia y demostró que los impugnadores expresaban con sus intenciones descalificadoras ocultas intenciones politiqueras. La esperanza construida a golpe de criterios mercadológicos mostró que la frase de ¡resolviendo ya! indicaba el curso de una operación fraudulenta que convirtió una deuda privada en pública, borrada por la complicidad y prolifera producción literaria del culto y exitoso midas intelectual, amante de la desclasificación de documentos públicos norteamericanos, opinión incuestionada en materia de encuestas y profesor visitante de la universidad de Columbia. Y después, catorce años abajo no impidieron al enchufado, vía lazos de media-familiaridad, engancharse en un ministerio que sirvió de recuperación al organizador de cenas millonarias para exhibir con descaro la villa más costosa en Casa de Campo como prueba irrefutable de transferir fondos de todos en patrimonio personal.
Villa Juana es la conexión que devela una victoria electoral legitimada por dos caudillos que en su otoño memorioso decidieron impedir el ascenso de ese saltador de obstáculos irrepetible, pero se necesitó un financiador del exponente barrial con sobrado talento y desprovisto de recursos. Así se apeló a un apellido oligárquico instalado en el sector y apto para darle un barniz de clase al político en emergencia. Pactado esos dos elementos, llegó la victoria. Desde ese instante, la recompensa y licencia para transformar la ciudad con metros y estructuras modernizadoras de la vieja capital. De paso, la caja chica creció para eventualidades académicas y financiamiento del retorno. El “otro” de los agraciados nunca será colocado en la ruta de persecuciones judiciales porque su invulnerabilidad está asociada a la histórica protección de su apellido. Insaciable y rapaz, con un rastro sólo detectado por la investigación iniciada en Brasil que tocó suelo patrio desde la portada del Wall Street Journal y tiene en el reaseguro de los Tucanos las evidencias de un desfalco sin precedentes. Pero a ése no lo nombran, los impugnadores de siempre hacen mutis para verlo sonriente desde el palco privilegiado en la pelota invernal. ¡Puerco no se rasca en javilla!
Desde 1996 la modalidad reiterada por todos los partidos que llegan al poder consiste en retribuir espacios en la administración pública a colaboradores muy solidarios en tiempos de amargura.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas