Huertos familiares, revolución en El Valle

Huertos familiares, revolución en El Valle

Batista, el cercado, San Juan de la Maguana. El que vive en la ciudad a veces ignora la realidad que viven muchas personas en el campo. Y es tal el desconocimiento, que muchos pueden sorprenderse al conocer algunas prácticas o costumbres de quienes viven en pueblos muy distantes de la capital.

Algo tan elemental como la buena alimentación no debería ser una costumbre, sino una necesidad de todo ser humano. Por ejemplo, los habitantes de el paraje de Batista, en El Cercado, San Juan de la Maguana, en el suroeste del país, solo comían vegetales dos veces al año (diciembre y Semana Santa). Podría decirse que antes para ellos eso constituía un lujo.

Y escribo en tiempo pasado porque es justo donde ha quedado esa costumbre, gracias al Programa de Seguridad Alimentaria y Saneamiento en la Región de El Valle, organizado entre la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Fundación Rural Economic Development Dominicana (REDDOM).

El objetivo del proyecto es mejorar de manera sostenible las condiciones de vida de las familias y comunidades de la región El Valle a través del incremento en los ingresos, mejores prácticas de nutrición y de acceso a servicios de agua potable y saneamiento.

Próximamente también se llevará a cabo en la comunidad El Batey, ubicada también en San Juan, y en Sabana Mula, de Elías Piña.

A través de esta iniciativa, estas localidades han cambiado sus hábitos alimenticios y costumbres. Tienen la posibilidad de comer alimentos sanos todos los días, los cuales son cultivados por ellos mismos.

Alrededor de 140 familias de las empobrecidas comunidades de Batista, La Guázara y La Vereda pueden ver una mejoría en sus condiciones de vida con la implementación de una serie de acciones de desarrollo, a través de la instalación de huertos familiares en los que se involucran todas las personas que viven en la casa.

En esta primera etapa se han hecho 79 huertos, pero el proyecto contempla unos 150.

En ellos están cosechando repollo, tomate, lechuga, cilantro, ají, zanahoria, remolacha, espinaca y pepino, entre otros productos orgánicos.

A los beneficiarios se les enseña cómo producir alimentos sanos y orgánicos. De igual manera, se les capacita para mejorar su nutrición así como en la comercialización de sus excedentes de producción, a fin de incrementar sus ingresos económicos.

Los responsables de este programa explicaron que a los dueños de huertos se les suministran las plantas ya germinadas.

Para que los beneficiaros conozcan sobre la importancia de estar bien nutridos, realizan talleres donde se les explica cómo preparar alimentos con las hortalizas con ellos cosechan.

Es una manera de que ellos sepan preparar platos variados. Los participantes en los talleres también aprenden sobre el contenido nutricional de cada hortaliza, los conjuntos de alimentos necesarios para tener una nutrición balanceada y sus beneficios en la salud.

Testimonios. Basta con ver los rostros de estas personas para darse cuenta del resultado que este proyecto ha tenido.

El señor Primitivo Gómez Morillo se limitó a decir: “REDDOM y USAID nos enseñaron a dejar de comer veneno. Ya el dolor de cabeza, de músculos y la fiebre han desaparecido entre nosotros”.

Mientras que la señora Única se siente muy agradecida y no le importa tener que cargar 45 cubetas de agua para mantener su huerto.

Ella, igual que sus vecinos, ha percibido la diferencia en la que actualmente viven, en comparación con hace un año, cuando se inició el proyecto.

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