Huertos urbanos, alternativa alimentaria en Cuba

Huertos urbanos, alternativa alimentaria en Cuba

EFE. Reportajes. Lechugas, acelgas, pepinos, remolachas, espinacas y hasta el exótico brócoli se integran cada vez más en la dieta de los cubanos. Este tipo de vegetales se producen y comercializan a través de una red de huertos urbanos conocidos como “organopónicos”.

Más de diez mil hectáreas de tierras y puntos de venta producen un millón de toneladas de estos productos de la agricultura estatal urbana, que es, desde hace unos años, una alternativa a la insuficiente producción rural que no alcanza aún los rendimientos demandados.

Esa circunstancia obliga a Cuba a importar anualmente de unos 1,500 millones de dólares en alimentos, en su mayoría con posibilidad de ser producidos en la isla.

La agricultura urbana dio sus primeros pasos en la isla a partir de 1987, pero realmente no fue hasta mediados de la década de 1990 cuando comenzó a convertirse en una opción emergente, para producir alimentos de ciclo corto para los 11 millones de habitantes de la isla.

Fue aquel un momento de aguda crisis económica, denominada oficialmente “Período Especial”, que sobrevino tras el derrumbe del socialismo en Europa del Este y la desaparición de la Unión Soviética, hasta entonces los principales soportes y aliados de Cuba.

Parcelas, terrenos baldíos, pequeñas fincas y hasta patios familiares, en centros laborales o en instituciones sociales, han proliferado en pueblos y ciudades como aportadores de alimentos “frescos y sanos” a la deprimida mesa de los cubanos.

Cultura agroalimentaria. Aunque el paladar de los isleños sigue siendo muy tradicional y apegado al consumo de la lechuga, el tomate, la col y los pimientos, en la actualidad otros vegetales de hojas verdes como la espinaca, la chicoria, el apio y la acelga se han abierto un espacio entre la oferta de unas 56 especies que cultivan los organopónicos.

“¡Quién iba a pensar  unos años atrás que la gente se iba a acostumbrar tanto a la espinaca o a consumir jugos de distintos vegetales que solo consumían en ensaladas!”, reflexionaba el especialista Nelso Companioni, director de Agricultura Urbana del Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical (INIFAT) de La Habana.

En una entrevista con Efe, el directivo cubano resaltó el “impacto” que ha tenido el programa de agricultura urbana en la isla, no solo para garantizar alimentos, sino como movimiento promotor de una “cultura agroalimentaria” en la población. En las más de diez mil hectáreas de tierras dedicadas a estos cultivos intensivos y agroecológicos se producen hoy más de un millón de toneladas que representan un promedio de 250 a 280 gramos diarios de hortalizas y vegetales para cada cubano. Esa oferta solo cubre el ochenta por ciento de la demanda actual, cada vez más elevada, pero no llega a las referencias de consumo calculadas en 300-400 gramos, de acuerdo a estimados nutricionales especializados.

Reformas y agricultura. Aumentar la producción de alimentos en Cuba es hoy una prioridad y un asunto que las máximas autoridades de la isla han declarado de “seguridad nacional”. Dentro de ese contexto y como parte del plan de reformas que impulsa el gobierno del general Raúl Castro con el propósito de “actualizar” el modelo económico de la isla, la agricultura urbana y suburbana asume nuevos roles. Según explicó el especialista del INIFAT, este movimiento ha generado más de mil pequeñas industrias de conservas y se ha convertido en una fuente “amplia y segura” de puestos de trabajo que ocupa a más de 380,000 personas en la isla.

De ellas, más de diez mil son profesionales, fundamentalmente ingenieros, biólogos y cerca de cinco mil técnicos medios en especialidades como la agronomía y la zootecnia, entre otras, precisó Companioni. Este sistema también se vincula con medidas del plan como la entrega de tierras ociosas en régimen de usufructo, uno de los principales proyectos para reanimar la agricultura, y el trabajo por cuenta propia.

En ese marco, el programa suburbano abarca cerca de 100,000 fincas beneficiadas por la entrega de tierras ociosas en las que trabajan ya más de 80,000 “finqueros” y se prevé -según el directivo- que aumente a más de 140,000 fincas para el año 2015.

Asimismo, el experto explicó que la agricultura urbana y suburbana abarca en este momento un total de 27 subprogramas dedicados a cultivar flores, plantas medicinales, árboles frutales y forestales, productos como el café y el cacao, y la crianza de ovejas, conejos y ganado bovino.

Nuevos sabores en la mesa. “No solo las personas que padecen de diabetes, colesterol alto o problemas  del aparato digestivo, consumen más vegetales y hortalizas, los cubanos han ido incorporando nuevos sabores en su menú”, comentaba un médico a Efe.

En una de las paredes de  uno de los huertos urbanos más visitados en el municipio habanero de Playa, salta a la vista la inscripción “La alimentación vegetariana ayuda a tu salud”: su dependienta asegura que “cada día tenemos más clientes”.

Zoom

Régimen

Mónica Gómez, una joven de 25 años, madre de un bebé de 9 meses, se ha impuesto un “régimen” con vegetales para bajar unas libras y recuperar su peso anterior.

“Vengo aquí al menos dos veces a la semana en busca de productos que he aprendido a consumir con distintas recetas que antes ni probaba”, señaló.

Pero además, dice que prefiere adquirir estos productos en el “organopónico” porque la lechuga, col, pepino, acelga y otros que consume “vienen frescos, cosechados solo desde hace unas horas y libre de contaminación.

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