Hugo Tolentino empezó a ser político muy temprano, contra Trujillo

Hugo Tolentino empezó a ser político muy temprano, contra Trujillo

Ha sido actor en los más importantes procesos políticos, sociales, educativos, de la República Dominicana a partir del ajusticiamiento de Trujillo, aunque fue soberbio antitrujillista desde la adolescencia cuando criticó a su padre por aceptar la presidencia del Partido Dominicano.

Exiliado durante ocho años en España, Francia, Londres, Nueva York, no solo aprovechó el tiempo para denunciar las atrocidades de la dictadura y ayudar a compatriotas opositores sino que perfeccionó el derecho, del que se graduó en la Universidad de Santo Domingo, y regresó al país en 1963 con doctorados de las universidades de Madrid y París y diplomado del Instituto de Altos Estudios Internacionales, dominio del inglés y el francés y profundos conocimientos marxistas.

A su erudición le acompañaba una impresionante capacidad de exposición que deslumbró a la intelectualidad criolla cuando disertó magistralmente con la conferencia “Orígenes, vicisitudes y porvenir de la nacionalidad dominicana”. El tema marcó un hito en la interpretación del proceso histórico.

Nació el 28 de agosto de 1929 en Santo Domingo y nunca se ha retirado del trabajo ni ha estado ajeno a la política en la que ha luchado por la preeminencia de la democracia, el respeto a la Constitución, el imperio de la justicia no para obtener beneficios económicos porque nació rico, en Gascue, y jamás ha vivido con limitaciones excepto en Nueva York donde fue mensajero y en una época en París cuando debió acompañar a un escultor griego, Kosta Alex, en el trabajo de reformador de apartamentos.

Hugo Tolentino Dipp pertenece a una estirpe de hombres de trabajo y combatividad prácticamente descontinuada, a una élite de pensadores casi extinguida y a la “oligarquía mulata de Santiago”. Su padre, Vicente Tolentino Rojas, ganó Juegos Florales y dirigió La Información, al igual que su tío Rafael César. Fueron miembros de los exclusivos Centro de Recreo, de Santiago y Club Unión, de Santo Domingo. Rafael vivió con opulencia. Vicente, amigo íntimo de Fabio Fiallo, fue destacado funcionario desde Horacio Vásquez.

Pero padre y tío pasaron luego a colaborar con el dictador. Tolentino no niega la condición trujillista de sus ancestros. “Mi padre tenía un sentido de la dignidad personal, Trujillo nunca lo humilló, no lo vejó, él no era del entorno íntimo de Trujillo”.

Sin embargo, fue despedido del cargo cuando se negó a firmar una carta admitiendo que Hugo era comunista, enemigo del régimen.

Paradójicamente, fueron Vicente y Rafael César quienes inculcaron en el joven las ideas libertarias con sus conversaciones secretas sobre el tirano y los libros de los clásicos liberales que le compraban. Vicente era librepensador, admirador de Hostos con cuyas enseñanzas se educó Hugo.

Si apasionante es el antitrujillismo del estudiante, igual es de interesante la vida que llevaba en París, una existencia “dual” dividida entre el estudio y la denuncia del régimen trujillista y una bohemia matizada por la admiración que el musculoso mulato despertaba entre las mujeres más hermosas y adineradas. Las fotos de entonces lo muestran en playas, clubes, fiestas, atlético, sonriente, gentil, espléndido, fascinando a las muchachas que parecían complacerse con la charla del agraciado galán.

Empero, Hugo renunció a las sorpresas que el deslumbramiento por su físico provocó hasta en duquesas. Vendría en la expedición de junio de 1959 y salió veloz hacia Estados Unidos desde que un venezolano le anunció el trujillicidio que confirmó Dean Rusk, jefe de la política exterior estadounidense, entonces de visita en París. Creó un pasaporte, pues el suyo estaba vencido, que le retuvo Inmigración.

En 1961 Balaguer emitió un decreto prohibiendo su entrada, la de Ramón Grullón y la de Juan Isidro Jimenes. Pero en 1962 inventó otra credencial y llegó junto a Rafael Calventi. Ambos rompieron el documento y no los pudieron devolver. El presidente Rafael Bonnelly esperó a Hugo en Palacio.

Estuvo preso, fue deportado amarrado al asiento del avión que lo trasladó a Opaloka, Miami, junto a Marcio Mejía Ricart, Chito Henríquez, Diego Bordas y José Ricardo Feris. Tras largos interrogatorios los mandaron a Francia, donde Hugo consiguió ropa con Oscar de la Renta y recuperó antiguos trabajos.

Con políticos y gobernantes. Posee lucidez prodigiosa pese a sus 85 años. Evoca detalles de todas sus épocas y vivencias. Tiene clase, estilo, y conserva el comportamiento refinado y galante de sus años mozos cuando tanto aquí como en Europa se le atribuía ser el “azote de las chicas”.

Desde 1963 no hay movimiento político de importancia en el que no figure como protagonista. Se reveló como historiador con “El perfil nacionalista de Gregorio Luperón”, ganador de un primer premio que creó serias controversias por su condición de “comunista”. El presidente Bosch fue impedido de entregarle el galardón.

Bosch y Hugo tuvieron después diferencias que él relata pese a que este lo apoyó cuando ganó la rectoría de la UASD y a que fueron buenos amigos.

En entrevistas que representaron siete sesiones de conversaciones, Tolentino Dipp revela sus contradicciones con los viejos dirigentes del PSP, su larga vida en la Universidad, sus alumnos brillantes, sus cátedras, su liderazgo, el derrocamiento del Triunvirato….

La Revolución de Abril es otro largo capítulo en su historia no solo como combatiente inicial que junto a Alfredo Conde Sturla y Justino José del Orbe provocó la ira de las tropas contrarrevolucionarias sino como miembro destacado del grupo asesor del presidente Caamaño. Era quien le escribía los discursos.

Fue ideólogo del Movimiento Renovador que buscaba hacer de la universidad una academia abierta y participativa y narra sus reuniones con Carlos Dore, Asdrúbal Domínguez, Diómedes Mercedes, Narciso Isa, José Cuello, y las violentas acciones para tomar el campus.

Estuvo atento a las elecciones de 1966, conoció interioridades y de ahí surgieron planteamientos a Bosch que este desestimó, lo que facilitó el triste triunfo de Balaguer.

Su difícil rectorado es relatado con el ardor con que confiesa su entrañable relación con Peña Gómez pese a que expone condiciones negativas en el carácter del fogoso líder. Explica por qué perdió las elecciones de 1996 en la segunda vuelta y la indignación que sintió al apreciar la generosidad de Peña en 1994. Revela la causa de la derrota electoral de ese año mencionando personas a las que dice no desea herir.

No se quedan sus contradicciones con Hipólito Mejía y Sonia Guzmán en el tiempo en que fue ministro de Relaciones Exteriores y los pormenores de su renuncia por la posición del gobernante respecto a la Guerra de Irak. Empero, fue el único que le acompañó en su soledad del poder.

Hugo es además poeta, periodista, arquitecto, decorador, diseñador de interiores, hortelano, chef, diputado. Rara vez se enferma. Afirma que va a morir en plena salud. Va al campo, camina, monta bicicleta y caballo, conduce automóvil. Se levanta temprano y va tarde a la cama pues lee y escribe mucho.

Opina: “Yo pude haber tenido una vida plácida y escogí el camino de la oposición porque son tantas las dolencias que tiene este país que no es posible acomodarse y vivir entre ellas, no, no, no es posible”.

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