Los políticos y los comunicadores, al igual que las personas públicas se exponen al juicio de cualquier ciudadano, sobre todo si cuenta con recursos o mecanismos para destacarlo a través de los medios. En tal virtud, lo ideal es que quienes se deciden a actuar en la vida pública, lo hagan con apego a los principios que ellos mismos dicen defender; es el caso entre muchos otros, de dos entrañables amigos: Hugo Tolentino y Juan Bolívar Díaz.
Los dos están en la palestra pública desde hace mucho tiempo, aunque desde vertientes diferentes. Hugo Tolentino, fundamentalmente en la política, aunque ha desarrollado diversas actividades tanto académicas, intelectuales como en la administración pública, y por su parte Juan Bolívar Díaz lo hace especialmente como comunicador. Pero hay algo común entre los dos, pues aún realizando actividades diferentes, uno en la política partidaria y el otro en su papel de comunicador independiente, lo hacen honestamente y con apego a sus principios.
No importa desde que ángulo usted los analice. Puede ser que coincida con sus pronunciamientos o no, pero de cualquier manera habrá de llegar a la conclusión, de que entre sus creencias, principios y sus actuaciones, no intermedia absolutamente nada que no sea su absoluta y pura convicción.
Trato este tema que pudiera considerarse puramente personal, puesto que he notado que últimamente se viene llevando a cabo una campaña sutil contra ellos, con la intención, desde mi humilde óptica, de poner en tela de juicio sus actuaciones. Pero como no existen argumentos sólidos de ninguna índole para atacarlos por su conducta pública como privada, recurren a argumentos, que además de resultar baladíes, constituyen una ofensa, no solo para ellos, sino también para los que de alguna forma valoramos su trabajo digno, pulcro y ético.
Hugo es un ejemplo a seguir por su conducta política como pública, tanto por nuestra generación como por las nuevas. Sus criterios los defiende sin temor a nada. Quienes compartimos su amistad, lo respetamos y valoramos en toda su dimensión, y así debería ocurrir con los que aún teniendo posiciones políticas contrarias, sobre todo en el poder, pues saben acerca de su vida y proceder.
Juan Bolívar es un comunicador al que nadie puede señalarle un acto por el cual tenga que sonrojarse. Es un digno representante de mi generación. Una persona con la que usted puede disentir, pero tiene que reconocerlo como íntegro y solidario. Al igual que otros comunicadores, en ocasiones dice o escribe cosas que los que creemos, tenemos que pedirle al altísimo que los ampare.
Gracias a Dios que la sociedad cuenta con personas públicas en diferentes actividades, que al igual que ellos, actúan conforme a sus ideas y apegados a los principios éticos con responsabilidad. Pero como desgraciadamente no todos actúan de esa forma, o sea, que tampoco sobran los virtuosos, a estos dos amigos debemos respaldarlos y cuidarlos de quienes obnubilados por la pasión, pretendan difamarlos injustamente.