Huir de la justicia

Huir de la justicia

Quienes dan seguimiento a la prensa tendrán necesariamente una impresión distorsionada de la real situación del sistema penal dominicano.

Un rápido vistazo a los titulares y al contenido de noticias y artículos de opinión convence a cualquiera que los jueces son benignos a la hora de dictar medidas de coerción, que la policía es ineficaz, que el Ministerio Público no cumple sus funciones, que hay una gran trama montada para evitar que se atrapen a prófugos y se le lleve a justicia y que se requiere endurecer nuestra legislación procesal penal. Pero, en realidad, ¿por qué escapan los justiciables al brazo de la justicia?

Creo que hay una sencilla explicación: en todos los países la gente logra escapar a la persecución judicial, sin que ello obligatoriamente implique la ineficiencia del aparato judicial y policial o su confabulación con los prófugos. Veamos qué ocurre en otros lares…

Vayamos a Costa Rica. Según reporta la Agencia EFE, “los escasos controles fronterizos y la falta de recursos han convertido a Costa Rica en un paraíso para prófugos buscados por la Interpol y, desde 2005, han sido detenidos 55 de ellos, algunos de los cuales llevaban años escondidos en el país (…) Las autoridades sospechan que podría haber muchos más delincuentes internacionales escondidos en el país, especialmente colombianos, sin olvidar los estadounidenses, que no necesitan visado para entrar al país (…) Se abrió una investigación para aclarar supuestas irregularidades en la Dirección de Migración, ante la sospecha de que algunos funcionarios están implicados en casos de corrupción en la concesión de visados, refugios y residencias a extranjeros perseguidos por la justicia”.

¿Es Costa Rica el único refugio de delincuentes internacionales? ¿Se refugian éstos solo en países subdesarrollados, sin recursos, tecnología avanzada y policía eficiente? ¿Se requiere la complicidad de las autoridades para que alguien escape a la justicia de su país? ¿Es preciso que las autoridades del país de refugio colaboren con los prófugos? Parece que no. Según la Serious Organized Crime Agency de Gran Bretaña, diez de los delincuentes más peligrosos de ese país han encontrado refugio en España. Solo se han atrapado 23 delincuentes ingleses de un total de 50 buscados por las autoridades inglesas en España. Entre los prófugos, se encuentra Fatah Benladredj, quien secuestró una niña de 7 años, y Michael Eddlestin, Joseph Stephen Morley y Mark Ronald Browm, narcotraficantes.

¿Cuál es la situación de los ingleses que tanto se esfuerzan en atrapar a sus delincuentes que se van para España? Según afirma Hugh Cortazzi, a pesar de todas las cámaras instaladas en las calles, que hacen de Inglaterra el país más electrónicamente vigilado del mundo, “muchos criminales pueden escapar con una simple fianza policial”, esto sin contar que muchos acusados son descargados “porque los jueces británicos mantienen firmemente el principio de la presunción de inocencia”.  Al parecer, los ingleses tendrán que reformar su legislación procesal penal para abolir este molestoso derecho. Quizás deberían contar con la asesoría de los “manodurólogos”  dominicanos y así aprovechar todo su “know how” inquisitorial.

¿Y qué pasa en los Estados Unidos, el país que más recursos dedica a la justicia, la policía y el sistema carcelario? Según los datos disponibles en manos de la Oficina de Estadísticas Judiciales, que solo llegan hasta el año 1998, se escaparon 6,530 personas de las prisiones estatales, un descenso en comparación con 1993, cuando escaparon 14,305 prisioneros. La mayoría de los que escapan lo hacen de prisiones correccionales de supervisión mínima. Casi siempre se escapan más personas que las que son recapturadas: por ejemplo, en 1994, escaparon 14,307 prisioneros y solo pudieron ser recapturados 13,346 de los que habían escapado en años anteriores. Estas cifras incluyen los que escapan tras ser liberados bajo fianza.

No hay dudas que los dominicanos debemos mejorar nuestros controles migratorios,  tener una policía más eficiente, y dotar al Ministerio Público de los recursos necesarios para cumplir sus funciones. Pero nuestros problemas no se solucionan recortando las garantías de los justiciables, incrementando los muertos en “intercambio de disparos” ni restringiendo la libertad, para así conservar una justicia cuyo mayor logro es que el 80% de los presos sean preventivos. La fiebre no está en la sábana.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas