Humanización

Humanización

Una gran paradoja caracteriza a los avances tecnológicos experimentados por la ciencia médica, pues en la medida en que son más sofisticados y profundos, más se alejan de lo humano y afectivo, que es su fuente primordial de inspiración.

El doctor Héctor Mateo, presidente de la Fundación Dominicana de Cardiología, ha expresado la necesidad de quebrar esa tendencia para que el ejercicio de la ciencia médica retome el carácter afectivo y humano desgastado cada vez más por el progreso tecnológico.

Y no sólo se trata de la necesidad de humanizar los procedimientos para el diagnóstico de la enfermedad y la práctica para su curación, sino que es preciso que la administración de los servicios de salud esté focalizada hacia lo humano, por encima de los intereses pecuniarios que orbitan en torno a estos servicios.

Si llevamos las preocupaciones del doctor Mateo al ámbito de la seguridad social, veremos que lo humano y afectivo ha sido relegado a segundos planos y que prevalecen los intereses y los conflictos que en torno a ellos se producen.

En las circunstancias actuales, el destinatario de los avances tecnológicos de la medicina no es visto con tanto énfasis en lo humano y afectivo, sino en función de la capacidad retributiva de ese destinatario.

En el ámbito de la farmacología, por ejemplo, la protección comercial de fórmulas  cuya socialización  ayudaría a aliviar la tragedia de millones de personas, es una de las muestras más elocuentes de deshumanización del progreso de la medicina.

II

El problema de la deshumanización de los avances tecnológicos de la medicina compromete la responsabilidad de los gobiernos, que deben actuar para lograr que el progreso en ese ámbito se distribuya equitativamente.

  Las políticas oficiales no están orientadas de manera que garanticen más facilidad de acceso a esos avances de parte de los ciudadanos de bajos ingresos económicos para ayudarles a aliviar sus dolencias.

 En estos tiempos en que todavía es incierta la suerte del Seguro Familiar de Salud, en virtud, precisamente, de intereses que se han situado por encima de lo humano y afectivo, cobran mucho valor las reflexiones del doctor Mateo, pues aunque estos inconvenientes no están vinculados necesariamente a aspectos tecnológicos, evidencian, sin embargo, que la deshumanización está también presente en lo que concierne a administración de servicios de salud.

Se trata de que la fase más elemental de los servicios sanitarios también está afectada por problemas que obstaculizan el acceso de las familias a los servicios elementales a los que tienen derecho por ley.

 Definitivamente hay que lograr vencer aquellos aspectos que le restan humanidad y afecto a la práctica médica, pero, sin duda alguna, esto tiene que lograrse en base a políticas integrales que humanicen también las condiciones del ejercicio de la medicina en el ámbito público.

 Aún con la más alta vocación y espíritu humanitario, el médico, que es tan humano como el paciente, requiere condiciones dignas para ejercer su profesión, para hacerla llegar con afecto al humano que se beneficia de ella.

Independientemente de la voluntad del médico y de los avances tecnológicos, las determinaciones de Estado tienen alta influencia en estos asuntos que han inspirado al doctor Mateo y que pretenden lo que debe ser meta de cada política sanitaria.

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