SAN DIEGO, EEUU,  (AFP) – El descenso de la temperatura y el aumento de los índices de humedad que afectaron ayer el sur de California, aliviaron la tarea de miles de bomberos que siguen combatiendo las llamas desatadas hace una semana, pero que temen el regreso de los vientos cálidos que provocaron el siniestro.

 Los tres peores focos ígneos de los 23 incendios que devoraron el sur del estado más rico y poblado de Estados Unidos, fueron controlados entre 50 y 65% el domingo cuando se cumplieron siete días del comienzo del siniestro que dejó siete muertos, quemó 1.800 viviendas, devoró 203.000 hectáreas de bosques y obligó la evacuación de 640.000 personas.

 Unos 2.500 bomberos seguían luchando el domingo contra el incendio «Harris», en el condado de San Diego -200 km al sur de Los Angeles-, y el de Santiago Canyon, en el condado de Orange, al sur de Los Angeles, donde el número de casas amenazadas pasó de 10.000 a 200.  En las operaciones de Santiago Canyon, un incendio que se sospecha fue provocado por un pirómano, seis bomberos sufrieron heridas menores, indicaron portavoces de la fuerza.

 «No hay llamas, no hay fuego, no hay mucho más que ver en este momento. Es un gran bostezo, y esperamos que siga así», dijo a la prensa la portavoz del cuerpo de bomberos de San Diego, Roxanne Provaznik.