Humor involuntario

Humor involuntario

POR FRANCIS MESA
No sé si a ustedes les ha ocurrido que, viendo un programa, muy sentados en la tranquilidad del hogar, quizás uno de esos días en que han faltado al trabajo por algún quebranto físico, o tal vez emocional, (porque dígame usted, qué persona que se respeta puede estar “tranquila” en su casa, un jueves a las 10 de la mañana) no puede parar de reír, porque buscando CNN, o Fox Sport, o quizás E! Entertainment, entonces se encuentra con una señora de nombre Jenny (que me disculpe, no recuerdo su apellido, aunque, para ser honestos, el apellido es lo que menos importa aquí), que se pasea de un pasillo a otro de una tienda, anunciando los productos que allí se exhiben. Entonces, ustedes preguntan: “¿Y dónde está el dichoso chiste?” Y yo respondo, en la forma de hacerlo.

No sé dónde esta mujer encuentra tanta energía, tantos argumentos y tal actitud para hacer ese trabajo. Para mí es uno de los programas más chistosos que tiene la tv local. Si esto tuviera sonido real les podría hacer una imitación, pero tendrán que esperar a conocerme en persona, para decirles, por ejemplo, cómo anuncia Jenny la ropa del área de bebes, cuáles palabras exactas utiliza, la expresión de su rostro, el movimiento rígido de sus extremidades y el amor propio que demuestra al hacer un trabajo como éste. Yo me río a carcajadas cuando la veo y sé que no soy el único, porque algunos amigos míos también me han comentado de su experiencia al encontrarse con este programa tan “surrealista”.

SIGO CON LOS RELATOS

Ya una vez me referí a ellos. En aquél entonces decía que eran un buen recurso de narración, pero que el exceso de “malas palabras” o mejor dicho, las palabrotas empleadas sin ton, ni son, sólo para dar la apariencia de naturalidad, no me parecían apropiadas.

He seguido las entregas más recientes y, aunque el formato no ha variado mucho, siento que el equipo va creciendo. Que las tramas son más cuidadas y que, aunque sigue empleando el mismo recurso de aquellos “sanantonios” sin censura, y los personajes que vemos a diario en la televisión o los artistas por los que muchas y muchos deliran, Mickey Bretón sigue fajado en su afán de afianzar su proyecto. Para mí ésa es la parte más interesante de todo este asunto. “Relatos”, de Bretón, no es un programa que aunque está en horario “prime time” haya alcanzado un alto nivel de publicidad, aunque sí de audiencia. Muchos dominicanos no se van a la cama sin antes ver esas historias que son tan suyas. Otros se sienten tan identificados con lo que en algunos capítulos se proyecta, que sienten que no es un programa que están viendo, sino su misma realidad reflejada en la pantalla. Ahí es que está el truco: en la conexión que se logra entre historia, personajes y televidentes. Mickey sabe que no está inventando, que hay muchas propuestas en ese estilo, sólo que él ha sabido hurgar más profundo, más hediondo, más real. Veo estas historias como una apuesta de su productor al realismo social que nos arropa. Al uso del lenguaje que en verdad manejamos, aunque sepamos perfectamente que hay otra manera más correcta de expresarse. Otra vez, como hace un tiempo, doy mi voto de confianza a estos relatos, porque son tan reales, que asustan. Enhorabuena, Mickey. Hasta la próxima.

Framesagmai.com

Publicaciones Relacionadas

Más leídas