JACKSONVILLE, Estados Unidos. AFP. El huracán Matthew escupía su furia anoche sobre la costa este de Florida, dejando inundaciones y cortes de electricidad en ciudades que lucían fantasmales tras las masivas evacuaciones que precedieron su llegada. Aunque se debilitó levemente, Matthew seguía siendo un huracán «extremadamente peligroso» que dejó un millón de personas sin electricidad en Florida y se cernía sobre Jacksonville al anochecer del viernes con vientos máximos sostenidos de 175 Km/hora.
Las autopistas y calles estaban desiertas, las tiendas cerradas y no se veía un alma en la intemperie. Algunos árboles se habían caído de raíz y las ciudades costeras estaban bajo toque de queda y con sus puentes cerrados.
En un comunicado de las 17H30 locales (21H30 GMT), la ciudad de Jacksonville alertó de la posibilidad de tornados e informó que estaban teniendo lugar «importantes inundaciones con significativos daños en toda la ciudad».
Más al sur, las calles de la pintoresca ciudad costera de St. Augustine, la más antigua de Florida fundada por los españoles en el siglo XVI, estaban inundadas por la crecida del mar. Las playas estaban cerradas, no sólo para nadadores o surfistas sino además para los rescatistas.