¡Hurra a la UNPHU!

¡Hurra a la UNPHU!

¡Es el mayor centro de vacunación en el país!

Echa pa’llá, Herminio –argumenta Píndaro, mientras van a una nueva aventura a la UNPHU, pues han oído que esa institución y el equipo que comanda su rector están rompiendo record en el proceso de vacunación nacional-“… Ambos intentan entrar al campus de la universidad por una entrada ubicada en la Avenida Los Próceres, aquí en la capital… “¡Ups, señor! –grita Píndaro a un joven con chaleco de kaki y un gorro safari-, ¿Por qué tiene usted media puerta cerrada?”… “Por favor utilicen la entrada en la Kennedy –exclama, mientras completa su frase-… ¡Tenemos tanto tránsito que de esta forma no hay tapones!”… Herminio y Píndaro, que no dan su brazo a torcer si antes agotar las vías de convencimiento, lo intentan inútilmente… En ese momento ven un vehículo azul marino con un elegante señor detrás del volante… “¡Miguelocho!” –grita Píndaro, que parece tenerle mucha confianza al arquitecto Miguel Fiallo, rector de la UNPHU- “¿Podemos hablar sobre el trabajazo que llevan a cabo en la vacunación?”… Una leve sonrisa le brota y les dice: “¡Síganme!”, no sin antes decirle al guardian “¡Ellos van conmigo!”.

Ambos vehículos cruzan por las repletas calles internas hasta estacionar justo frente a un edificio repleto de gente que, ordenadamente, hace sus colas para registrarse, utiliza organizadas sillas para rotar hasta internarse en las salas de vacunación y, luego, pasar a reposar el tiempo recomendado luego de vacunados… “¿Dónde surgió la idea de que este centro se convirtiera en soporte a este compromiso de salud?” –increpa Píndaro-… El rector, mirándolo fijamente con ojos de satisfacción plena, exclama: “Una vez enterado de la posibilidad que vinieran o llegaran vacunas a República Dominicana, pensé que el sitio más idóneo para la implementación de los centros de vacunación eran las Universidades que tuvieran Escuela de Medicina… Estas cuentan con el personal idóneo para esta eventualidad, tales como: médicos, estudiantes de término de ciencias de la salud, técnicos con conocimientos de desinfección de espacios, personal de seguridad, de apoyo, etc.… ¡Cuando era inminente la llegada de las vacunas nos pusimos en contacto con el Área 6, de Salud Pública y con la Vicepresidencia de la República, quienes acogieron con entusiasmo la solicitud específica de la UNPHU!” –exclama, mientras le brota un sano orgullo-…

“Pero –interrumpe Herminio-, parecen hormiguitas trabajando… ¡Es todo un ejército de hombres y mujeres que no descansan!”… “Ahhhh –exclama el rector-… Es que le dimos instrucciones al Arq. Ramón Méndez, Director del Plan Campus UNPHU y de quien dependen los departamentos de Mantenimiento, Seguridad y Mayordomía, entre otros y, a la vez, solicitamos voluntarios al departamento de Gestión Humana… Grande y gratificante fue nuestra sorpresa al ver cómo se integraban el Decano de Salud y la Directora de la Escuela de Medicina de la UNPHU, quienes prepararon un equipo de profesionales médicos y estudiantes de término”… “¿Y Salud Pública que hacía?” –cuestiona Píndaro-… “El Ministerio de Salud solicitó entonces que se formaran grupos de 25 estudiantes para capacitarlos en el manejo específico de cada vacuna, ya que cada vacuna tiene un procedimiento diferente… Y, al ver la determinación de la UNPHU, ¡el Ministerio de Educación decidió vacunar a los docentes aquí!… ¡Espérate! –parece interrumpirse él mismo-, la Vicepresidencia, el MINERD, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional aportan también voluntarios en actividades, tales como: llenado de fichas, control de registro y seguridad!”.

“¿Y toda esta gente que estamos viendo… ¿Cómo funcionan?” –mete la cuchara Herminio-… “Tenemos unas 140 personas como voluntarios, de 9:00 de la mañana hasta el final de la jornada… Normalmente, terminamos a las 2:00 de la tarde… Sin embargo, este lunes pasado – 5 de Abril, día de tu cumpleaños Herminio, si no me equivoco- culminaron a las 5!… ¡Se vacunaron 2,796 personas!” –exclama con profundo orgullo-… La Universidad provee apoyo logístico con el cuerpo de seguridad, voluntarios médicos, estudiantes, personal de limpieza y desinfección dirigidos por Salud Pública… Ponemos a disposición 600 sillas, 6 carpas, ambas facilidades alquiladas, y el pago de dietas y horas extras al personal, alimentos y refrigerios!” –exclama sonriente mientras coloca su brazo izquierdo –pues es zurdo-, sobre el hombro de Píndaro, como buscando apoyo extra…

“Yo veo puertas de cristal que abren y cierran dejando salir y entrar gente ¡por ‘pi pá’!” –cuestiona Herminio-… “Tenemos dos salas de vacunación… Cada una de ellas cuenta con: Tres áreas… Una para el registro de fichas y chequeo de cédulas, otra para vacunar y, una última, para recuperación luego de vacunados… Estas salas están contiguas al dispensario médico, que cuenta con médicos graduados y en ejercicio para cualquier eventualidad… ¡Cosa que aún no se ha presentado!… Nos hemos visto más que fortalecidos, porque Salud Pública nos aporta a una doctora Encargada del Centro de Vacunación, médicos y enfermeras que aplican la vacuna mientras son eficientemente supervisados” –completa, mientras respira hondo-.

“¡El Centro de Vacunación número 1 del país!.. A la tarde de este jueves 8 de Abril: ¡¡¡38,639 personasssssss!!!”-exclama Píndaro, más que satisfecho-.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas