Iatrogenia, cuando el médico lesiona al paciente

Iatrogenia, cuando el médico lesiona al paciente

La medicina es capaz de hacer más daño por lo que conoce que por lo que ignora; en la medida que se incrementa la aplicación de la tecnología en el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades, también aumenta la posibilidad de que el acto médico lesione al paciente. Por esta razón, el principio hipocrático APrimero no hacer daño@ tiene hoy, mayor vigencia que nunca.

[b]La cura que causa enfermedad[/b]

Al leer los prospectos de los medicamentos encontramos palabras que describen los potenciales peligros de ingerirlo; y es que, algunos medicamentos son un arma de doble filo: hacen bien para algo, pero terminan desequilibrando otro aspecto de la salud de la persona. A esto se denomina iatrogenia, la enfermedad producida por el médico y el medicamento.

Parece la denominación de una grave afección causada por un virus raro. Pero no, iatrogenia es el nombre con el cual se conocen las acciones adversas o perjudiciales que se producen como resultado de un acto médico que intenta o logra beneficiar en otros aspectos.

El término, derivado del griego iatros: médico, y genea: origen, define el daño causado por una palabra, una droga, un medicamento o procedimiento quirúrgico que expresa, administra o lleva acabo el médico, basado en una correcta indicación y un criterio acertado, que sin embargo, acarrea enfermedad.

Es importante hacer la salvedad de que atrogenia no es lo mismo que error médico: mientras la iatrogénia se produce como consecuencia de un yerro justificable del médico, el error es la equivocación que ocurre por negligencia o ignorancia del profesional que realiza la acción diagnóstica y terapéutica. Sin embargo, la iatrogenia será mala praxis cuando al daño inherente al acto médico, se agrega la imprudencia, la impericia o la negligencia del profesional actuante.

Lo anterior puede traducir así: cuando para evitar un mal mayor se produce un mal menor, el médico es absolutamente excusable de culpa; o sea, cuando realiza una determinada intervención quirúrgica, que sea como fuere tiene secuelas menores, el médico no puede ser inculpado de ese tipo de daño, considerando que en realidad para realizar esa intervención que salva de una secuela muy importante, produce una consecuencia menor.

Esta realidad está vinculada con el llamado consentimiento informado: es deber del médico informar al paciente que va a ser sometido a determinado acto médico sobre las consecuencias eventualmente positivas que puede tener ese tratamiento, y las negativas, para que a su vez el paciente evalúe entre una cosa y otra, y en definitiva decida.

En cierto modo, el médico endosa la responsabilidad que tiene como médico para realizar determinado acto y las probables consecuencias negativas al propio paciente, quien evalúa si le conviene someterse a ese acto médico, esa intervención quirúrgica o tratamiento, con las eventuales consecuencias positivas que le informa el médico, o si prefiere continuar como está y evitar las posibles consecuencias negativas que ese acto le puede producir.

[b]TIPOS DE IATROGENIA[/b]

La iatrogenia ocurre con tanta frecuencia que en la actualidad ha llegado a hablarse de enfermedades iatrogénicas, no porque se trate de entidades patológicas diferentes, sino porque su causa es el médico a través de su conducta profesional.

El médico puede cometer iatrogenia negativa, la debida a una omisión y también iatrogenia positiva, la que sigue a una acción perniciosa.

El tipo de iatrogenia más frecuente es el referente a una evolución desfavorable que no hubiera tenido lugar sin la acción médica. La acción iatrógena puede generar síntomas, alargar la evolución, determinar complicaciones y hasta la misma muerte (eso sin mencionar su contribución en la elevación de los costos de la atención médica), y los medios a través de los cuales se realiza no son otros que los elementos de la comunicación de la relación médica, y los remedios que utiliza el médico en el tratamiento del enfermo.

El médico puede hacer iatrogenia de muchos modos: con la palabra, el bolígrafo y la instrumentación. El daño que puede hacer un médico con la palabra o con el silencio es grande; un simple gesto puede angustiar al paciente; un comentario inoportuno puede producir más daño que la misma enfermedad.

Hay palabras que resultan traumatizantes para el paciente al debilitar su seguridad, provocar sentimientos de humillación o atentar contra su autoestima o crear desconfianza.

Puede resultar perturbador tranquilizar antes de conocer cómo y qué hay que tranquilizar; hacerlo antes de tener la suficiente información, puede ser una forma de ocultar problemas y de tranquilizarse el mismo médico.

Diagnósticos precipitados no suficientemente confirmados pueden quedar grabados en la mente del paciente y puede resultar muy difícil rectificarlos posteriormente. Igualmente, pueden ser nocivos diagnósticos y pronósticos que por su formulación resulten destructivos.

Los tecnicismos, que si bien son precisos en el lenguaje científico, suelen confundir al enfermo en el momento en que más orientación necesita.

Con el bolígrafo, el médico prescribe medicamentos cuyos efectos adversos a veces trastornan al enfermo.

Son iatrogénicas desde la limitación articular que sigue a una fractura mal reducida o la parálisis causada por la lesión nerviosa durante el acto quirúrgico, hasta el desencadenamiento de síntomas neuróticos, pasando por la intoxicación provocada por fármacos.

Una clase de iatrogenia común es el llamado Aefecto cascada@, por el cual un paciente adquiere una patología nueva durante la atención médica por falta de cuidado en obtener los datos de la historia clínica, por mala interpretación de estos o de los exámenes de laboratorio.

[b]ETICA MEDICA[/b]

Es imposible hablar de iatrogenia sin hacer referencia a los elementos rectores de la ética médica moderna: el principio de benevolencia (obligación moral de hacer el bien a los demás); de autonomía (la persona es libre de definir el rumbo de su vida) y de justicia (todos los seres humanos tienen iguales derechos), porque la iatrogenia, constituye una flagrante violación a ellos.

La ética médica busca de forma prioritaria el máximo bien para el paciente, evitando siempre el menoscabo consecutivo a una acción médica. El daño derivado de acciones profesionales es un riesgo posible en cualquier actividad humana, pero en medicina adquieren mayor relevancia por cuanto a menudo implican riesgos para la salud o aún para la vida.

Además, ese perjuicio puede ser reprochable ante la justicia cuando configura hechos de mala praxis. El facultativo siempre se coloca frente a la probabilidad del daño en cada decisión que toma para su paciente. Por ello, todo acto profesional es iatrogénico en potencia, y tanto el médico como el paciente deben tener absoluta conciencia de esta situación.

[b])SE PUEDE EVITAR LA IATROGENIA?[/b]

Aunque es imposible evitar la iatrogenia en la práctica de la medicina, todo médico debe procurar causar el menor daño posible a sus pacientes. Para esto es necesario que el profesional de la medicina posea una buena formación no sólo técnica, sino también humana.

El médico debe conocer los peligros y problemas que sus acciones pueden producir. Debe, además, ejercer una medicina humana y no pesudocientífica para que sus actos tengan como objetivo y sentido aliviar el sufrimiento y no, por un alarde de ciencia, someter al paciente a más dolor o a riesgos innecesarios.

Otros elementos que ayudan al médico a evitar la iatrogenia son: hacer historias clínicas completas, realizar exámenes físicos concienzudos y ordenar sólo exámenes necesarios, los que luego deberá evaluar juiciosamente en relación a los valores esperados.

Ante la iatrogenia, al médico le cabe adoptar una actitud preventiva y otra de reconocimiento oportuno. La prevención será posible si el médico se rige por los principios científicos rectores del ejercicio profesional y los mantiene actualizados. El diagnóstico precoz consiste en identificar a tiempo los diversos síndromes iatrogénicos con que se presentan los eventuales trastornos provocados por el acto médico.

Los médicos que en su quehacer utilizan normas, guías o protocolos clínicos tienen un riesgo menor de cometer acciones iatrogénicas porque, al trabajar con procedimientos cuya validez, confiabilidad y eficacia están basadas en evidencia científica, cuentan con un faro que les orienta ante la inevitable incertidumbre que acompaña al acto médico.

Junto con la responsabilidad del médico ante su propio ejercicio, es posible reducir la iatrogenia si las instancias encargadas de velar por el buen desempeño de los profesionales de la salud (ministerios, secretarías y colegios profesionales) cuentan y aplican estándares de evaluación que incentiven a quienes actúan bien y sancionen a quienes violan constantemente el principio ético que Hipócrates les legó hace más de 3, 000 años: APrimun non noccere@, es decir, Alo primero, no dañar@.

[b]La iatrogenia en verso[/b]

ALo primero es no hacer daño@

nos lo enseñaron los griegos

el veneno esta en la dosis

de Paracelso es el consejo

y Cervantes el gigante

nos lego esta profecía

Amal que no le sabes causa

nunca lo mejoraría@

puede existir latrogenia

por un diagnóstico errado, o

por una negligencia

que el galeno ha ocasionado

puede hacer iatrogenia

por terapia u omisión

aunque muy rara la causa

puede ser por comisión

muchas veces son profanos

que delinquen con astucia

a veces son charlatanes

y empíricos con argucias

pues todos recetan

con facilismo sin par

el auxilio de farmacia

No tiene ningún rival

no mismo la peluquera

y la vecina ejemplar

todos prescriben de todo

por que aquí la lenidad

es una ley tropical

y la ley es no imputable

pero se puede evitar.

eso es iatrogenia, amigo

extramédica y formal

y en medicina hay un reto

lo primero es no dañar

o mejorar al paciente

más óptimo es el curar

pero si esto no es posible

tendremos que consolar

con piadosos paliativos

con el coloquio verbal.

pues la palabra es un fármaco

el fármaco proverbial,

en la medicina actual

hay mucho intervencionismo

aquí el tecnicismo encubre

negocio y mercantilismo

por eso ella es muy amiga

de ignorancia y negligencia

o de togados colegas

sin vocación ni conciencia

por eso la iatrogenia

debe combatirse ya

con vocación de servicio

con ética-honestidad

con la técnica eficiente

y las ganas de curar.

Por el doctor Francisco Carrera Michelli

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