Ibis, redibis, non morieris in bellum

Ibis, redibis, non morieris in bellum

El Partido Revolucionario Dominicano está en una encrucijada en la cual si pesta pierde ñea. Ya en 1994 nos dejamos quitar el poder.

Una “sabichosería inteliosa” (inteligente y maliciosa) fijó en 50 el porcentaje de votos para la Presidencia de la República, se sabía que el seguro candidato del PRD, doctor José Francisco Peña Gómez, tenía un techo electoral de un 45 por ciento, aproximadamente.

En la borrachera triunfalista se coló en la reforma constitucional de entonces el porcentaje que obligará a costosas y peliagudas segundas vueltas electorales o amarres politiqueros con ventorrillos electorales.

El doctor Leonel Fernández amarra, fintea, quisondea y llega a un sorpresivo acuerdo con el ingeniero Miguel Vargas. Cada quien puede especular sobre la parte no revelada del convenio, ya la reciente reforma constitucional ofreció muestras de la parte oculta.

Hacen mucho daño a la democracia las rabietas y actitudes de mala crianza de los líderes políticos cuyos objetivos no han sido contribuir al progreso y desarrollo del país sino a su beneficio personal, al culto a su personalidad, o su aspiración de obtener riquezas.

Hay ejemplos históricos relativamente recientes: Juan Bosch sublevado para que Buenaventura Sánchez, en 1962 y Virgilio Mainardi Reyna, en 1966, no fueran candidatos a la Vicepresidencia de la República en la misma boleta que él.

Ahora se le ocurre a Miguel Vargas Maldonado y quienes respaldan sus aspiraciones presidenciales, colocar un narigón al buey que más jala y decidir, entre un minúsculo grupo de personas, quiénes y quiénes no, serán candidatos a los miles de puestos públicos que se disputarán en las elecciones de medio tiempo de mayo del 2010. ¡Muerte a la democracia interna! ¿Con qué se come?

Al párroco de Barahona Fray Luis de Ausejo, lo conocía bien porque administraba la hostia, una o dos veces al mes, a mi abuelita Rosario Piñeyro, durante los dos años que estuvo en cama, antes de morir.

 De buen carácter y con gran capacidad para enseñar, el padre Luis soportaba la falta de atención de algunos en el aula, e insistía en enseñar de lo mucho que sabía.

Del aprendizaje del latín (qué pretencioso) quizá sólo recuerdo la excelente lección sobre el uso de la coma en una oración.

“Ibis, redibis, non morieris in bellum” que traducido significa: irás, volverás, no morirás en la guerra.

El otro ejemplo: irás, volverás no, morirás en la guerra.

Al invento ese de nuevo PRD le digo cuando aún hay tiempo: la coma va en otro lugar, es incorrecto practicar el “sumar no, restar”; preferible es que piensen en “sumar, no restar”.

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