El patricio Juan Pablo Duarte es recordado no solo como uno de los principales libertadores de la República Dominicana, sino también como un hombre de gran inteligencia, valentía y un profundo sentido de independencia, justicia y valores.
A 149 años de su muerte, su legado sigue resonando en la conciencia nacional como un faro de inspiración para las generaciones presentes y futuras.
Duarte fue un ferviente defensor de principios fundamentales como la democracia y el respeto. Según el historiador Amaury Pérez Vargas, su visión “promovió una identidad nacional inclusiva cuya finalidad era la unidad de todos los dominicanos en la lucha por la independencia y la construcción de una nación soberana”.
Navegar en los ideales de Duarte es explorar su amor incondicional por Quisqueya y su energía de lucha. Aunque expresó admiración por el pueblo haitiano por su valiente emancipación de la esclavitud, Duarte tenía claro que una fusión no era viable. Por ello, su propósito supremo siempre fue la emancipación de los dominicanos y la creación de una República verdaderamente libre e independiente.
A continuación, los pensamientos íntegros del patricio y sus frases más emblemáticas:
«Siendo la Independencia Nacional la fuente y garantía de las libertades patrias, la Ley Suprema del pueblo dominicano es y será siempre su existencia política como Nación libre e independiente de toda dominación, protectorado, intervención e influencia extranjera, cual la concibieron los Fundadores de nuestra asociación política al decir el 16 de julio de 1838, DIOS, PATRIA y LIBERTAD, REPÚBLICA DOMINICANA, y fue proclamada el 27 de febrero de 1844, siendo, desde luego, así entendida por todos los pueblos, cuyos pronunciamientos confirmamos y ratificamos hoy; declarando además que todo gobernante o gobernado que la contraríe, de cualquier modo que sea, se coloca ipso facto y por si mismo fuera de la ley».
«Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón, y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria».
«Procuraré conservarme bueno, conservaré mi corazón y mi cabeza».
«Dios ha de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar a mi Patria libre, independiente y triunfante».
«Hay palabras que por las ideas que revelan llaman nuestra atención y atraen nuestras simpatías hacia los seres que las pronuncian».
«El crimen no prescribe ni queda jamás impune. El buen dominicano tiene hambre y sed de la justicia a largo tiempo, y si el mundo se la negase, Dios que es la Suma Bondad, sabrá hacérsela cumplida y no muy dilatado; y entonces, !ay! de los que tuvieron oídos para oír y no oyeron, de los que tuvieron ojos para ver y no vieron… la Eternidad de nuestra idea! porque ellos habrán de oír y habrán de ver entonces lo que no hubieran querido oír ni ver jamás».
«En lo que no están de acuerdo nuestros libertas es en lo del amo que quieren imponerle al pueblo».
«Trabajemos por y para la patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos».
«Trabajemos, trabajemos sin descansar, no hay que perder la fe en Dios, en la, Justicia de nuestra causa y en nuestros propios brazas».
«Vivir sin Patria, es lo mismo que vivir sin honor».
«¿Tienes amigos? prepáralos, porque los días se acercan; procura que no se descarríen, pues va a sonar la hora de anularse para siempre, la hora tremenda del juicio de Dios, y el Providencial no será vengativo, pero si justiciero».
«Los enemigos de la Patria, por consiguiente nuestros, están todos muy acordes en estas ideas: destruir la Nacionalidad aunque para ello sea preciso aniquilar a la nación entera».
«No somos más que unos ambiciosos que independizamos nuestro pueblo por ambición y no tuvimos talento para hacer nuestra la riqueza ajena; mientras que ellos (los orcopolitas), son los hombres honrados y virtuosos pues han tenido la habilidad de hacerlo todo, hasta llamar al extranjero; muestra inequívoca de lo muy amado que serán por la justicia con que han procedido y procederán para con Dios y la Patria y la Libertad del Dominicano».
«Se prohíbe recompensar al delator y al traidor, por más que agrade la traición y aun cuando haya justos motivos para agradecer la delación».
«La ley es la que da al gobernante el derecho de mandar e impone al gobernado la obligación de obedecer».
«La Nación dominicana es libre e independiente y no es ni puede ser jamás parte integrante de ninguna otra Potencia, ni el patrimonio de familia ni persona alguna propia ni mucho menos extraña».
«Arrojado de mi suelo natal por ese bando parricida que empezando por proscribir a perpetuidad a los fundadores de la República ha concluido por vender al extranjero la Patria, cuya independencia jurará defender a todo trance, he arrastrado durante veinte años la vida nómada del proscrito».
«Sonó la hora de la gran traición…, y sonó también para mí la hora de la vuelta a la Patria: el Señor allanó mis caminos».
«No he dejado ni dejaré de trabajar en favor de nuestra santa causa haciendo por ella, como siempre, más de lo que puedo; y si no he hecho hasta ahora todo lo que debo y he querido, quiero y querré hacer siempre en su obsequio, es porque nunca falta quien desbarate con los pies lo que yo hago con las manos».
«Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán siempre víctimas de sus maquinaciones».
«El Gobierno debe mostrarse justo y enérgico, o no tendremos Patria y por consiguiente ni libertad ni independencia nacional».
«Nuestra Patria ha de ser libre e independiente de toda Potencia extranjera o se hunde la isla».
«En Santo Domingo no hay más que un pueblo que desea ser y se ha proclamado independiente de toda potencia extranjera, y una fracción miserable que siempre se ha pronunciado contra esta ley, contra este querer del pueblo dominicano, logrando siempre por medio de sus intrigas y sórdidos manejos adueñarse de la situación y hacer aparecer al pueblo dominicano de un modo distinto de como es en realidad; esa fracción, o mejor diremos, esa facción, es y será siempre todo, menos dominicana; así se la ve en nuestra historia, representante de todo partido antinacional y enemigo nato, por tanto de todas nuestras revoluciones; y si no, véase ministeriales en tiempo de Boyer, y luego rivieristas, y aún no había sido el 27 de Febrero, cuando se le vio proteccionistas franceses y mas tarde anexionistas americanos y después españoles».
«Por desesperada que sea la causa de mi Patria, siempre será la causa del honor y siempre estaré dispuesto a honrar su ensena con mi sangre».
«El amor de la patria nos hizo contraer compromisos sagrados para con la generación venidera; necesario es cumplirlos, o renunciar a la idea de aparecer ante el tribunal de la Historia con el honor de hombres libres, fieles y perseverantes».
«Entre los dominicanos y los haitianos no es posible una fusión».
«Yo admiro al pueblo haitiano desde el momento en que, recorriendo las páginas de su historia, lo encuentro luchando desesperadamente contra poderes excesivamente superiores, y veo como los vence y como sale de la triste condición de esclavo para constituirse en nación libre e independiente. Le reconozco poseedor de dos virtudes eminentes, el amor por la libertad y el valor; pero los dominicanos que en tantas ocasiones han vertido gloriosamente su sangre, ¿lo habrán hecho solo para sellar la afrenta de que en premio de sus sacrificios le otorguen sus dominadores la gracia de besarles la mano?».
Estos pensamientos fueron publicados por la Academia Dominicana de Historia.
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