Ideas contra la violencia

Ideas contra la violencia

POR JUAN RAMON DE LA CRUZ MARTINEZ
Ahora que la violencia es tema de primera plana en los diarios nacionales y conversación obligada de las familias dominicanas; ahora que la lucha contra este flagelo ha pasado a ser una prioridad para las autoridades, me permito exponer algunas ideas que pueden aportar soluciones y ayudar a frenar este gran problema social.

Implementar un plan operativo que se fundamente en la filosofía del servicio policial comunitario puede ser la respuesta más apropiada al incremento de la violencia y al aumento de la criminalidad que actualmente azotan el país.

Sectores que tienen responsabilidad directa con el problema han planteado de manera simplista que la solución es la militarización y el uso de la fuerza para imponer la paz social. No obstante, olvidan los efectos que en términos de proyección de imagen tienen estas acciones para el turismo internacional que año tras año hace de nuestras costas su destino ideal.

Lo mismo podría decirse de la inversión extranjera y de las agencias que miden los niveles de riesgos de los países.

También he escuchado con preocupación la descabellada idea de que la solución esta en la escogencia de una persona que responda con mano dura y agresiva la ola de violencia y desorden imperantes, olvidando que los males sociales que se combaten superficialmente no se corrigen nunca y que más importante que el dolor de cabeza es la causa del dolor de cabeza.

Nos parece que es necesario, en estos momentos, ser enérgicos, dar respuesta enérgicas, pero con la fuerza que provee la ley para castigar al que delinque en el terreno que él lo desee, pero sin divorciarnos de los preceptos legales para ello.

Pienso que esta es hora de mano dura. Pero la mano dura que se endurece con el esfuerzo conjunto de policías con apoyo moral y estimulo policial; con el esfuerzo colectivo de una sociedad que busca un ideal común de tranquilidad a través de acciones que tomen en cuenta a sus líderes deportivos, comunitarios, empresariales, etc.

Las instituciones policiales no pueden por sí solas satisfacer las expectativas de los ciudadanos. Tienen demasiadas limitaciones. El éxito de cualquier empresa de servicios reside en la capacidad que tenga para integrar a la población. Este principio es válido hasta para las sociedades desarrolladas, donde la cooperación es clave para el desempeño efectivo de las acciones policiales.

Aunque en forma discreta han sido permanente las quejas por la falta de financiamiento público en beneficio de la labor policial. Por tanto la solidez y fortalecimiento del cuerpo policial encontraría una base de sustentación de gran apoyo en la implementación de un modelo comunitario en nuestra organización, lo cual reduciría los costos operaciones del servicio policial, haciendo entonces innecesaria cualquier carga impositiva que venga en auxilio de la misma.

Para lograr efectivdad en el cumplimiento d la misión policial los organismos policiales invierten cuantiosos recursos tanto en personal como en tecnología para proveerse de informaciones confiables; sin embargo, la confianza de los ciudadanos en la organización genera informaciones frescas, no contaminadas y gratuitas.

Nos transformaríamos de una policía reactiva y represiva, a una policía proactiva y preventiva, gracias a la cooperación de la comunidad.

En la medida en que los ciudadanos en cada pueblo, barrio o sector sean invitados a la mesa con los miembros de la policía, en esa medida se forma un muro de contención para posibles imposturas policiales, ya que el publico tendría fácil acceso a los mandos superiores con quienes interactuaría permanentemente.

En un modelo de policía comunitaria no se concibe que el mando policial pueda ser ejercido por un militar, pues el solo hecho de su presencia desnaturalizaría y viciaría todo el proceso, ya que la misión y formación del militar no se corresponde con la función policial.

Ese hecho, unido a la politización ha sido valladares reales para el crecimiento y fortalecimiento institucional nuestro.

Nuestra democracia necesita un clima de seguridad ciudadana para garantizar niveles adecuados de desarrollo y estabilidad. Claro en la medida en que tengamos instituciones fuertes que gocen de una adecuada legitimación social, éstas serán más capaces y podrán dar respuestas efectivas a las demandas y expectativas de la sociedad, siendo así menos frecuente el uso de la fuerza publica para controlar eventuales alteraciones al orden. Es tiempo de aplicar el modelo policial comunitario y de proporcionar a la organización los recursos necesarios que permitan cambiar el modelo reactivo por el modelo proactivo.

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