Ideas contradictorias

Ideas contradictorias

Es asombroso cómo salta de ideas. En Alemania alaba la política de control presupuestario que ha generado superávit externo, en Washington dice lo contrario, está de acuerdo con la política de gastos, de desahorro público, responsable de déficits y endeudamientos.

Cuando dijo lo primero los académicos pensaron que de frente tenían a un neoclásico, coherente con su política de privatizar todo siguiendo el Consenso de Washington, sucedió en su primer Gobierno, pero se desorientan con lo segundo, se presentó como un neokeynesiano, creyente de la demanda efectiva y que no importan los déficits. 

Lo cierto es que nuestro Presidente quiso fascinar, crear un resplandor intelectual alrededor de un tema sobre el que los teóricos de la economía aún no tienen un pensamiento uniforme, me refiero al diagnóstico de la crisis y la medicina correcta. Su error fue incursionar con ideas encontradas, con la suerte de que ahora no sucede nada, porque en tiempos lejanos el castigo era  la hoguera.

La osadía se explica, en Washington buscaba impresionar, crear un ambiente favorable alrededor del déficit del presupuesto de RD$77 mil millones acumulado en cinco meses y que preocupa al Fondo Monetario Internacional (FMI).

El Gobierno ha incumplido metas fiscales, luce atrapado en sus errores, solo repite que no aumentará los impuestos, pero sabe que el FMI no le aprobará nuevos préstamos y exige cumplir con el déficit de RD$47 mil millones.

Para continuar con el Stand By deberá reducir gastos y aumentar ingresos, es la razón por la que sin consultar a nadie elabora la cuarta reforma tributaria, que aumenta los impuestos a los combustibles para recaudar adicionalmente RD$11,500 millones en doce meses.

Como necesita mucho más porque no quiere someterse a un plan de austeridad, reducirá las exenciones del Itbis y gravara los juegos de azar, porque el objetivo final es lograr RD$40 mil millones en doce meses para cumplir con el FMI.

El Presidente Fernández lo dijo en Washington, es partidario de seguir gastando, para ello está dispuesto sacrificar empresas y familias, una política incoherente, equivocada, sin sustento teórico para una economía que aún no recupera el empleo que perdió en 2009.

Es evidente que desconoce el argumento conservador de la Escuela de Chicago, de los Gary Becker, John Cochrante, Eugene Fama y Robert Barro, han demostrado que el gasto público financiado con impuestos adicionales no tiene efectos positivos permanentes en ciclo recesivo, no crea capacidad de producción ni empleo productivo, además genera corrupción y dispendio. Prefiere torcer el argumento de Paul Krugman para la economía de su país y las desarrolladas, que para evitar la depresión (una recesión profunda) se debe sobre-gastar, gestionar un presupuesto deficitario financiándolo con bonos.

Pero nuestro Presidente olvida que no emitimos dólares ni euros y que agotamos la capacidad de endeudamiento, tampoco toma en cuenta la teoría cíclica de la historia, nos dice que las sociedades oscilan como péndulos, con etapas de vigor y de caídas, con equilibrio inestable. Es lo que sucede.

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