Se acerca la Navidad y, obviamente, todo el mundo -o por lo menos los de creencia cristiana- quiere dar, agregar, añadir a su decoración un toque con esta simbolización que nos recuerda el nacimiento del Niño Jesús.
Es bueno entonces tomar en cuenta que el recibidor o vestíbulo, por ser prácticamente la carta de presentación de una casa, es un área que debe lucir bien puesta.
Recibidor o vestíbulo. En una casa, ésta generalmente es un área pequeña, o un cuarto adyacente a la puerta delantera, por donde se accede a los demás salones o habitaciones.
A propósito de la proximidad de las navidades, es buen momento para que le dé un toque navideño a ese espacio en su hogar.
Dependiendo de cómo decore esta parte de la casa, así se reflejarán todas las demás.
Puede impregnar en ella su gusto por la Navidad, su sello personal, acogiendo a sus visitantes en un ambiente que anuncia que ya está a la puerta una de las épocas más hermosas del año, la cual contagia con un espíritu de armonía, alegría y entusiasmo.
Origen del recibidor. Su uso se remonta a los griegos, de quienes se dice no usaron en sus casas el atrio, que para la época era costumbre, sino el vestíbulo, a lo que llamaron pronaos o prothyron, que significa pórtico columnado. Cuenta la historia que dicho espacio asumió el nombre de vestíbulo porque una de sus características era conservar encendido de un fuego sagrado en honor de Vesta, semejante al que conservaban las vestales. Estos espacios, que heredamos hoy, al menos de nombre, eran comunes en los antiguos templos griegos.