Ideas sobre tráfico vehicular

Ideas sobre tráfico vehicular

Que el tráfico vehicular es caótico en Santo Domingo es una verdad de Perogrullo, no hay que demostrar nada, sólo tomar un carro y conducir unas pocas cuadras. Hay muchas cosa que pudieran mejorar su fluidez, economizar tiempo, combustible y disminuir accidentes. Anotemos algunas.

En el desorden se destacan los choferes del transporte público, sea éste el “concho”, los autobuses, las “voladoras” o el “motoconcho”. Estos “trabajadores del volante” violan todas las leyes en la agonía de conseguir un pasajero; compiten entre ellos en forma descarnada como si estuvieran viviendo el último día de sus tristes vidas, pienso que terminan con la presión sanguínea por las nubes, sin dudas, nos la suben a los demás. Toda esa agonía para el bolsillo a medias.

Esos choferes están asociados en empresas denominadas “sindicatos” y por lo que veo en nuestras avenidas a ninguno de ellos se les ha ocurrido negociar un “tratado de paz” que les permita ganar lo mismo y sufrir menos hipertensión. En países de nuestro nivel económico o de nuestra idiosincrasia, he observado que los pasajeros hacen filas en paradas previamente designadas, cada cierto tiempo llega un autobús, suben a él y cero extra tensión; esos empresarios podrían convenir que sus autobuses se alternaran para que hubiera una distribución de pasajeros equitativa durante el día, la semana o el mes. La alternabilidad quizá ni es necesario pues se han repartido las rutas, por tanto, sería más fácil acordar algo razonable entre los miembros de un “sindicato”.

Los “conchos” si no desaparecen, sería lo mejor para la economía nacional, podrían ponerse de acuerdo para también fijar paradas, más cercanas que las de autobuses o lo que sus experiencias señalen. Si estas paradas se ponen en vigor, los ciudadanos se educarán y responderán. Los “motoconchos” lo han hecho y parecen en paz, a pesar de que cuando arrancan no respetan nada. Cierto, redundantes organismos oficiales que intervienen en el caos del transporte no están cumpliendo con sus deberes, por razones políticas, miedo, falta de decisión, en fin…, deberían ayudar a promover una acción correctiva y directora, hasta que los choferes se den cuenta de que este sistema los beneficiará en: salud, ahorro de combustible, reducción del mantenimiento de sus carros y de accidentes.

Hamlet Hermann aplicó sus ideas y dieron frutos; limitó a un carril el que se usaría para el transporte público. Pero, tan pronto faltó la dirección del ingeniero Hermann parece que el hambre, la falta de autoridad, trabajo tesonero borró las conquistas y les hizo olvidar las buenas costumbres. Ahora vemos cómo en las horas pico si un autobús o “concho” se detiene donde ve un pasajero, el que viene detrás se le olvida que tiene frenos y le pasa ocupando el otro carril en una maniobra lenta que origina un “tapón” como no es un solo tapón, se acumulan y el tráfico es más lento. Esto quiere decir, más combustible y mayor contaminación entre otras cosas. Esos años demostraron que se podría mejorar la fluidez del transporte, por tanto, queda en manos de la autoridad.

Otro aspecto que salta a la vista es el estacionamiento indiscriminado de los vehículos, observe que en otros países no es permitido ni siquiera detenerse, cuanto menos parquearse, en las vías principales, las de gran flujo. Esta regla disminuye los atascamientos y mantiene una velocidad de desplazamiento adecuada.

La falta de estacionamientos suficientes es un serio problema en Santo Domingo. Parqueos podrían ser un gran negocio privado, sin embargo, los empresarios se abstienen porque no están seguros que después de inversiones millonarias construyendo parqueos multipisos, se prohibirán los estacionamientos indiscriminados en calles y aceras, así las cosas, los que se ven son solares que se han habilitado con una mínima inversión pero hacen buen negocio. Por tanto, la inversión tendría que ser pública; una red de establecimientos diseminados estratégicamente a precios accesibles que satisfagan la demanda.

Las motocicletas en general, sean: motoconchos, “deliveries”, mensajeros o privados, no respetan las reglas más elementales de tránsito, no es raro encontrarlas a contravía, subidas en las aceras, zigzagueando entre vehículos. Naturalmente no usan cascos, en su enorme mayoría y transitan por elevados como si no les estuviera prohibido.

Finalmente, aunque no menos importante, está la decisión y actuación de las autoridades que deberían ser consolidadas en una institución ágil y responsable. Sin esta decisión, lo demás no tendría sentido. Conseguido el ordenamiento vehicular se obtendrían considerables economías de combustibles, accidentes y tiempo.

 

Publicaciones Relacionadas

Más leídas