Ideas y mitos que sustentan la política exterior Estadounidense

Ideas y mitos que sustentan la política exterior Estadounidense

La política exterior estadounidense tiene como ejes fundamentales, principales actores, al Poder Ejecutivo y el Legislativo.

A los fines de tener una visión holística de la Política Exterior estadounidense, es imprescindible partir de la idea que ellos asumen: pueblo especial, con destino especial, escogido por Dios, argumento que forma parte de un mito que surgió desde los albores de su independencia.

Un elemento central de esa mitología era la creencia en la bendición de la Providencia. Sobre esta visión, el académico Peter Smith, plantea: Era Dios en el cielo, no sólo mortales terrenales, quien honraba a la sociedad norteamericana con sus virtudes y propósito. La búsqueda de grandeza nacional no era, por tanto, una cuestión de elección.

Se trataba de una obligación sagrada. Así, como los españoles del siglo XVI se convencieron de que estaban llevando a cabo la voluntad de Dios, los americanos del siglo XVIII se convencieron de lo mismo y persuadieron a sus descendientes. Era para ellos necesario actuar de la forma en que lo hicieron, de otra manera habrían cometido un sacrilegio y traición”.

“El destino Manifiesto”  sirve de sostén a la creencia del país “excepcional”, y cuyas pautas deben ser tomadas por otras naciones, es una visión misionera enraizada en aquella población de peregrinos puritanos que llegaron a las costas de Massachussetts, huyendo de la persecución religiosa en Inglaterra, en el Mayflower,  y que ha permitido, desde su génesis como nación, justificar una filosofía nacional de “nación elegida” y de “excepcionalidad virtuosa”.

Ha sido bajo esta peculiar cosmovisión que han sido justificadas acciones como la expansión hacia el oeste americano, a costa de los nativos, las anexiones de Texas, Oregon, California, y Nuevo México, así como también la posterior incorporación de Alaska (comprada a los rusos), Hawaii y las Filipinas, y más recientemente, las intervenciones en Afganistán e Irak.

Los principales valores que caracterizan la vida de los estadounidenses, son: el individualismo y la moral, la libertad, la democracia, la igualdad, la ética del trabajo (abordada por Max Weber en su obra  La Ética Protestante) y la educación, así como el compromiso de luchar contra el mal.

 Samuel Huntington, ex influyente director del Instituto Ollin de Estudios estratégicos de la Universidad de Harvard, en su última obra, titulada ¿Quiénes Somos?, les agrega los siguientes:

1-Raza anglosajona

2-Pertenencia étnica

3-Cultura formada por una lengua (el inglés) y una religión (el protestantismo)

4-Ideología, basada en la libertad y la igualdad del hombre

Un análisis, del devenir histórico de las relaciones de los Estados Unidos de América con otros países, demuestra que sus ideas y mitos parten de la premisa de estar cumpliendo con una “cruzada moral”, es decir, la visión  maniqueísta  de la lucha del bien contra el mal -tomada del zoroatrismo persa-, para defender valores como la libertad, la democracia, y la seguridad del mundo, y finalmente: el de la nación fuerte que protege a los pueblos más débiles, como sucedió en la guerra hispanoamericana en 1898.

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