Identidad dominicana

Identidad dominicana

Muchos historiadores y sociólogos se han preguntado: ¿desde cuándo se emplea el gentilicio “dominicano”? intentan determinar en qué momento los habitantes de nuestro territorio empezaron a sentir “el sentimiento de adscripción o pertenencia” a una comunidad nueva. La conciencia de ser un grupo humano distinto de los elementos que le dieron origen surge lentamente. Es un extraño embrión que se desarrolla, como un feto social, hasta producir unos primerizos gritos colectivos. El gentilicio “dominicano” aparece en la introducción de la famosa novena “para implorar la protección de la Virgen de la Altagracia”. Esta oración fue publicada en 1800, en la primera imprenta que hubo en la isla.

Joseph Blocquerst, un francés que peleó en los EUA al lado del marqués de La Fayette, manejó esta imprenta hasta 1809. Al ser desalojados los franceses por Sánchez Ramírez, Blocquerst tuvo que irse. La novena de la virgen circulaba manuscrita desde mucho antes de ser impresa con tipos móviles. Se estima que se rezaba ya en 1738. Así como la Virgen de Guadalupe es un elemento de la identidad de los mexicanos, la Virgen de La Altagracia es parte de “la dominicanidad”. Luis Joseph Peguero, uno de los fundadores de Baní, escribió un “romance” en 1763; en esos versos dice: “los valientes dominicanos”. Joseph Peguero falleció en 1792.

También el racionero Sánchez Valverde, en 1785, se refiere a “dominicanos y españoles criollos”. Distingue los españoles criollos, recién nacidos en la colonia, de los dominicanos –mulatos y mestizos- con varias generaciones de asentamiento en la isla. Quiere decir que el gentilicio “dominicano” se ha usado desde el primer tercio del XVIII. Es posible que se haya utilizado anteriormente, en documentos de la corona española, como “destino geográfico antillano”, antes de ser la “designación” de un pueblo determinado.

Son muchas las banderas que han flotado en la Torre del Homenaje, tras la puerta de Carlos III. Españoles, franceses, ingleses, haitianos, norteamericanos, han invadido esta tierra en distintas épocas. Pero desde 1808 sabemos que no somos franceses; en 1844 manifestamos que no éramos haitianos, esto es, “franceses negros”; y en 1865 quedó demostrado que no podíamos ser españoles “de pura cepa”. En 1965, “dominicanos de meturadas cepas” resistieron a los norteamericanos.

 

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