WASHINGTON, (AFP).- Cardenales católicos desayunaron ayer, viernes, con el asesor presidencial Karl Rove en la Casa Blanca y se reunieron luego con senadores demócratas, en busca de garantizar que la legalización de millones de indocumentados sobreviva a la conciliación de dos proyectos de reforma migratoria entre ambas cámaras del Congreso.

La integración de la comisión bicameral que debe compaginar el draconiano proyecto de ley migratorio aprobado por la Cámara de Representantes en 2005 y uno mucho más amplio y moderado que el Senado debe considerar en mayo, es clave para lograr la legalización de los indocumentados, a la que se oponen los legisladores más conservadores.En el desayuno con Rove expresamos nuestra preocupación sobre la comisión de conferencia, dijo el cardenal de Los Angeles, Roger Mahoney, a periodistas en el Congreso.

Eso será crítico para compaginar las versiones de la Cámara y del Senado en un proyecto de ley que realmente ayude a resolver nuestros problemas, añadió Mahoney, acompañado por el cardenal de Washington DC, Theodore McCarrick, tras reunirse con el líder de la minoría demócrata en el Senado, Harry Reid, y sus colegas demócratas Edward Kennedy y Richard Durbin.

Mahony sostuvo que Rove respondió muy bien al planteo de los cardenales. Garantizó el apoyo del presidente George W. Bush al acuerdo bipartidista del Senado y coincidió en que tener un proyecto de ley débil que no cubra todas las bases y resuelva todos los problemas no nos va a ayudar a largo plazo, señaló.

El texto a considerar en el Senado prevé aumentar la seguridad fronteriza, otorgar visas temporarias de trabajo a extranjeros para empleos poco calificados y legalizar a parte de los 12 millones de indocumentados que se estima residen en Estados Unidos.

La Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley en 2005 que torna a los indocumentados en criminales y prevé construir un muro de más de 1.000 km en la frontera con México.

Quiero un proyecto de ley amplio (…) Creo que podemos lograrlo, dijo Bush el viernes en una conferencia de prensa.

Reid ha sugerido que la conciliación sea hecha por los legisladores que integran la Comisión Judicial, e indicó que espera la respuesta del líder de la mayoría republicana, Bill Frist, sobre el tema para el próximo lunes o martes.

Tenemos que ser protectores (de una reforma migratoria amplia que contemple la legalización de indocumentados) en la conferencia, y lo seremos, prometió.

El líder demócrata declaró asimismo que esta vez no pondrá trabas a que los senadores más conservadores presenten a votación enmiendas al acuerdo cuando el texto llegue al pleno, lo cual provocó el fracaso de un compromiso el pasado 7 de abril.

Si quieren votaciones sobre las enmiendas, votaremos. Las enmiendas asesinas (del acuerdo) fracasarán, confió Reid, que temía que estas disposiciones cambiaran el espíritu del pacto.

Tanto los cardenales católicos como los demócratas declararon también su oposición al paro nacional del 1 de mayo convocado por algunos grupos de inmigrantes, que piden a hispanos y otros extranjeros faltar a la escuela y al trabajo, y abstenerse de comprar y vender durante esa jornada.

Cualquier acción o estrategia que pueda traer consecuencias negativas de algún tipo no nos ayuda a que se apruebe la legislación que necesitamos, dijo Mahony.

Creo que tendremos mejores resultados si la gente trabaja, si los estudiantes van a la escuela, y pasan tiempo el lunes aprendiendo más sobre el tema migratorio, quizás escribiendo cartas a sus representantes en la Cámara baja y en el Senado, añadió.

Reid opinó de su lado que el boicot será muy limitado y que la mayoría de los líderes hispanos están en desacuerdo sobre su naturaleza.

Grupos como el Consejo Nacional de La Raza, la mayor coalición de defensa de los hispanos del país, no se oponen directamente al boicot pero sugirieron en su lugar participar en marchas y vigilias después de ir al trabajo o a la escuela, o llevar a cabo jornadas cívicas para registrar e informar a inmigrantes legales sobre sus derechos.