Iglesia Católica, acompañante de los cambios en Cuba

Iglesia Católica, acompañante de los cambios en Cuba

LA HABANA.  La mediación del papa Francisco en la reconciliación entre Estados Unidos y Cuba reafirmó el papel de acompañante que ha tenido la Iglesia Católica en los cambios en la isla bajo el gobierno de Raúl Castro.

En los últimos meses, Francisco escribió a Castro y al presidente estadounidense, Barack Obama, «invitándoles a resolver cuestiones humanitarias de común interés como la situación de algunos detenidos, para dar inicio a una nueva fase de las relaciones entre las dos partes», reveló el miércoles el Vaticano, día en que ambos mandatarios anunciaron su histórico acuerdo.

En octubre, el Papa recibió en el Vaticano a delegados de los dos países y les ofreció «sus buenos oficios para favorecer un diálogo constructivo sobre temas delicados». Pero la labor mediadora no terminó ahí, pues «la Santa Sede continuará apoyando las iniciativas que las dos naciones emprenderán para acrecentar sus relaciones bilaterales y favorecer el bienestar de sus respectivos ciudadanos», señaló el texto.

Dejando atrás períodos de duro enfrentamiento en los años 60 o de difícil cohabitación con el gobierno comunista en los 70, 80 y comienzos de los 90, la Iglesia comenzó a ampliar su espacio en la isla con la visita del papa Juan Pablo II en enero de 1998.

El pontífice polaco pidió entonces «que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba», marcando el interés de la Iglesia por cambios en la isla y de Estados Unidos hacia Cuba, enemigos históricos desde la llegada de Fidel Castro al poder en 1959. Uno de los cardenales que acompañó a Juan Pablo II en aquel viaje histórico fue el argentino Jorge Mario Bergoglio, quien sería elegido papa en marzo de 2013 con el nombre de Francisco. Resultado de aquel viaje vio la luz el libro «Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro», cuyo coordinador fue precisamente el cardenal Bergoglio.

Pocos días después de asumir como Papa, el sito web de la Conferencia de Obispos de Cuba publicó el discurso programático de Francisco en el cónclave, hasta entonces desconocido fuera del ámbito del Colegio Cardenalicio. Bergoglio se lo había entregado al cardenal cubano Jaime Ortega, con la autorización de publicarlo.

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