JUAN PEREZ RECIO
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Las autoridades de la Iglesia Católica dieron la tarde de ayer la bienvenida a su excelencia reverendísima Jozef Wesolowski, nuevo nuncio apostólico en la República Dominicana y delegado apostólico en Puerto Rico, durante una celebración eucarística efectuada en la Catedral Primada de América.
El acto religioso y de salutación al representante del Papa Benedicto XVI en el país, estuvo presidido por el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez y los demás miembros de la Conferencia del Episcopado Dominicano.
El cardenal López Rodríguez manifestó a monseñor Wesolowski que me complazco en acogerle muy cordialmente en nuestra Catedral Primada de América junto con los miembros de la Conferencia del Episcopado Dominicano, de nuestro clero, religiosos, diáconos, religiosas y otra personas consagradas, de los fieles que han querido asociarse al regocijo de tenerle entre nosotros como representante del santo padre Benedicto XVI y de quienes nos están siguiendo por televisión y la radio.
El prelado deseo al nuevo nuncio una feliz y fructífera permanencia en el país, al igual que todos los países de América Latina, que profesan una acendrada devoción a la augusta persona del Santo Padre. Asimismo, agradeció al Sumo Pontífice que se haya dignado confiar en su representación entre nosotros.
La homilía en la misa concelebrada fue leída por el presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano, monseñor Ramón Benito de la Rosa Carpio, quien destacó las virtudes sacerdotales y las condiciones diplomáticas del nuncio apostólico Wesolowski.
Como obispo tiene la fe del sacerdocio, manifestó De la Rosa Carpio.
De su lado, el nuncio apostólico, Jozef Wesolowski, dijo que desde su llegada al país, se ha rodeado de cariño, por lo que me siento en vuestro país como en mi propia querida casa.
Dijo que confiaba en su misión a la Virgen de la Altagracia, y pidió a Dios por el pueblo dominicano.
Wesolowski nació en Nowy Tarq, arquidiócesis de Cracovia, el 15 de julio de 1948, en la Polonia semper fidelis, y fue ordenado sacerdote el 21 de mayo de 1972 y consagrado obispo el 6 de enero del año 2000 por Juan Pablo II.