Iglesia Católica deplora las mujeres atadas al machismo

Iglesia Católica  deplora las mujeres atadas al machismo

El arzobispado de la Arquidiócesis de Santiago valoró el espacio que ha ganado el género femenino en la sociedad, a propósito de la celebración del Día Internacional de la Mujer, sin embargo, deploró que todavía existan mujeres que vivan en extrema pobreza y atadas a las cadenas del machismo.
En su editorial del semanario Camino, órgano oficial del clero local, la Iglesia sostiene que a esa triste condición hay que buscarle salida urgente, porque a su entender, no se puede seguir hablando del progreso económico mientras “en nuestros campos y barrios una legión de mujeres abandonadas llevan a cuestas la cruz de la exclusión”.
“La fecha es propicia para reconocer los espacios que han ido ganando las mujeres, fruto de su esfuerzo y dedicación. Así lo vemos en el plano social, político y económico. Sin embargo, hay otras, sobre todo, en la zona rural, que viven en la extrema pobreza y atadas a las cadenas de un machismo histórico que les impide vivir con la dignidad que Dios las creó. Son esclavas del abandono social. La miseria que les rodea espanta”, indica la publicación.
El semanario recomienda multiplicar los esfuerzos de instituciones incorporando a las mujeres en proyectos de autogestión y capacitándolas en diversas áreas, lo que permitirá avancen en busca de nuevos horizontes.
Al pensar en el 8 de marzo, la Iglesia Católica de Santiago también destaca uno de los problemas más dolorosos por los que atraviesa la mujer dominicana, y es el relativo a la salud. “Cuánto sufren al ver a un familiar enfermo, o ellas mismas, teniendo que ir a un hospital donde muchas veces falta de todo, sintiéndose huérfanas de un servicio tan vital”, dice el clero. Recordó la Carta Pastoral del 21 de enero de este año, en la que se afirma que la gran mayoría de las mujeres dominicanas tienen que cargar con la cruz de un sistema de salud inoperante, para lo que no tienen recursos; rebotadas de las clínicas privadas por no tener seguro ni dinero, empujadas a hospitales públicos deficientes, teniendo que pagar los precarios servicios que les ofrecen.

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