Santiago.- La Iglesia Católica de Santiago deploró los niveles de inseguridad que viven los dominicanos y que afecta a todos los sectores de la sociedad. A tal punto llega, dijo, que obligó a los feligreses a cambiar el horario en que se realizan las actividades religiosas.

En su editorial del semanario Camino para la edición del próximo domingo, la arquidiócesis de esta provincia afirma que muchas personas sienten miedo de acudir a los templos porque en el trayecto han sido víctimas de atraco, lo que ha llevado a los feligreses de varias comunidades a tener que cambiar el horario de reuniones y encuentros para lograr que la gente asista.

“La lista de hechos de violencia cometidos por delincuentes es larga. Ya no se puede estar seguro ni en un velorio, boda o cumpleaños. No hay espacios seguros. La inseguridad nos arropa. Vivimos atemorizados. El daño que se está provocando a la salud mental de este pueblo es inmenso. Cada vez nos parecemos más a la pesadilla que sufren varios pueblos centroamericanos”, dice el editorial.

La iglesia considera que a las autoridades se les va de las manos ese problema y pregunta: “¿Qué están esperando? ¿Qué se desborde el río y la creciente sea tan grande que los daños sean incalculables?”.

“Es hora de soluciones. No más promesas. No se puede continuar aplicando paños tibios, y menos continuar con prácticas desfasadas que no han surtido los resultados esperados. A problemas graves, soluciones eficaces. Ante este desborde de la inseguridad ciudadana unimos nuestra voz a la de muchos ­sectores que están preocupados por esta situación, reclamando medidas urgentes para frenar este fenómeno que destruye nuestro futuro”, expresa.

Propone organizar una cumbre nacional en la que surjan acciones concretas para enfrentar el mal.

“No más teorías. El diagnóstico de las causas que han generado esta violencia social ya lo tenemos: injusticias sociales, desempleo, corrupción, impunidad, delitos cometidos sin las sanciones que ameritan, opulencia de algunos, muchas veces mal adquirida, frente a una población carente de lo esencial para vivir”.