Iglesia católica necesita renovarse en Iberoamérica

Iglesia católica necesita renovarse en Iberoamérica

Frank Tejada Cabrera.

La Iglesia católica llegó a América con el descubrimiento y la primera misa fue en La Isabela, RD el 06/01/1493, celebrada por el fraile Boyle y la primera diócesis del continente americano, comenzó en Santo Domingo en 1511. La iglesia fue promoviendo su filosofía religiosa, convenciendo a los nativos a convertirse a la fe católica. La Iglesia tiene que renovarse para mantener el entusiasmo en los feligreses, porque en 1970 representaba un 90% de la población en la región latinoamericana y ha disminuido a un 69% y va fluctuando el porcentaje en los diferentes países, desde México hasta Chile, pero se puede volver a conquistar el interés por la religión católica, ya que Jesucristo no ha perdido el liderazgo entre las gentes, en vista de que se han movilizado de la religión cristiana-católica, a la religión cristiana-protestante, que representa un 19% de la población.
Hay que reconocer que la vocación sacerdotal ha disminuido en la región, pero creo que ahí está la opción, para conquistar nuevos feligreses y es que los sacerdotes sirvan de coordinación a una serie de predicadores sobre la filosofía religiosa del catolicismo, donde este núcleo de mujeres y hombres tengan mayor contacto directo con la población y vayan integrándose más a la sociedad y los feligreses sientan que tienen apoyo de la iglesia católica, con estos nuevos predicadores que irían explicando los evangelios del Nuevo Testamento, los cuales forman el canon de la religiosidad cristiana (católicos y protestantes).
El Papa Francisco es un líder religioso que ha hecho un gran esfuerzo en ir transformando la iglesia; pero a pesar de su liderazgo, no ha sido suficiente para aumentar la feligresía de la religión católica y éstos, nuevos predicadores, traerían cambios en la forma de pregonar el evangelio de Jesús; de tal manera, que los nuevos feligreses entiendan y se integren a participar en un nuevo renacer del cristianismo. Desde luego, la nueva generación que participe en la renovación de la iglesia deberían ser mujeres y hombres que sepan sumar y multiplicar en la vida de cada individuo e ir eliminando la participación de aquellas personas que en sus pensamientos solamente saben restar y dividir. Sumar, multiplicar, restar y dividir se utiliza en la aritmética básica, pero cuando se trata de conseguir personas inteligentes y que vivan con alegría, solamente agregan nuevos feligreses los que tienen pensamientos positivos y piensan en sumar y multiplicar en el quehacer diario.
Cuando Jesucristo predicaba en la tierra, muchos de sus apóstoles estaban casados y hasta el 1200, se permitía el matrimonio entre los sacerdotes y creo, que la iglesia católica debería estudiar profundamente la idea de que los sacerdotes, que así lo deseen, puedan casarse y dar un ejemplo viviente de cómo es el comportamiento de una familia cristiana. La iglesia tiene que fomentar el trabajo individual y comunitario. Asimismo, si una pareja casada por la iglesia católica se divorcia, es preferible que siga practicando su religión, en lugar de no poder comulgar. La Iglesia necesita crear ejércitos de laicos en las Diócesis, predicando los evangelios.

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