Iglesia debe ampliar diálogo

Iglesia debe ampliar diálogo

POR ODALIS MEJÍA
El economista y sacerdote jesuita José Luis Alemán consideró que la iglesia de hoy está «obligada» a establecer diálogos con los  agentes económicos, culturales y políticos sin exclusión de grupos o personas.

«La relación de la Iglesia con el mundo, sin excluir otras formas legítimas, puede figurarse mejor como un diálogo, en modo alguno unívoco, sino adaptado a la índole del interlocutor y a las circunstancias de hecho», expresó.

Criticó las denuncias proféticas de males sociales sobre todo cuando se limitan a condenar los hechos sin estudiar las causas. «Algo más creo, pero no mucho, en leyes y programas que establecen o proclaman derechos políticos y sociales a contrapelo de creencias y actitudes sociales contrarias».

Al participar como orador en la Primera Semana Social de Santo Domingo, el padre Alemán consideró que es necesario formular y propagar principios de ordenación social que sean fruto de la inspiración del Evangelio y de un diálogo sincero y respetuoso con representantes de las ciencias, de la economía y de la política.

La Primera Semana Social es organizada por la Pastoral Social de la Iglesia Católica para dar a conocer su doctrina social con énfasis en la dignidad humana. En la actividad que será hasta el viernes en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), han participado varios oradores.

Alemán, en su disertación que tituló Hacia una justicia social en República Dominicana, consideró que las relaciones iglesia-sociedad es resultado de la aceptación por parte de la institución religiosa de  normas de convivencia tales como el pluralismo de opiniones, madurez del hombre religioso o no religioso, capacitación por la educación cívica para pensar, hablar y tratarse con dignidad.

«En el diálogo se descubre cuán diversas son las vías que llevan a la luz de la fe. Aun siendo divergentes pueden hacerse complementarias, impulsando nuestro razonamiento fuera de los senderos comunes y obligándole a profundizar en sus investigaciones, a renovar sus expresiones», expresó.

Dijo que esto permite un enriquecimiento por una experiencia multisectorial  que le permite asumir, en la continuidad de sus preocupaciones permanentes las innovaciones creadoras que requiere la situación del presente.

El padre Alemán aseguró que es innegable que la Iglesia ha reflexionado sobre temas económicos  con una mayor justicia en la distribución de los bienes, con el comercio internacional sometido al poder de nuevas potencias económicas, las transnacionales, que por el volumen y flexibilidad de sus medios puede llevar a cabo «estrategias en parte independientes de los poderes políticos nacionales.

Dijo que sólo aquellos dirigentes y personas que renuncian a riqueza y al dominio de los demás producen la motivación  para el nacimiento de un nuevo estilo de vida más justo.

 

«Quien tenga yipeta de lujo y se sienta grande y respetado no sirve para inspirar un nuevo estilo de vida. Para otras cosas decentes y cotidianas puede que sí. De ellos es una ética y una religión «Light» de tipo trivial, juvenil, rápido, cambiante e intrascendente», apuntó.

Lo único que puede hacer cambiar sustancialmente el rumbo de una sociedad es el desprendimiento efectivo de bienes y de bienestar de hombres extraordinarios en favor del bien común.

Planteó que es importante la disponibilidad de «proyectos de nación» nuevos con énfasis en aumentar las posibilidades concretas de elegir en mayor libertad el tipo de vida que cada quien prefieran, tras indicar que un papel similar debieran desempeñar algunos de los grandes documentos de la «Doctrina Social de la Iglesia».

«Ojalá que todo proyecto de nación eclesiástico imite el lenguaje preciso y laico, todavía muy por encima del nivel popular», expresó.

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