Iglesia lamenta que persistan
males como corrupción, populismo

Iglesia lamenta que persistan<BR>males como corrupción, populismo

POR FIOR GIL
La Conferencia del Episcopado Dominicano afirmó ayer que en el país persisten la corrupción, el clientelismo político y el populismo,    males que considera ancestrales.

Los obispos dominicanos deploran que a  pesar de los avances tecnológicos, el crecimiento de la conciencia democrática y la necesidad de preservar el medio ambiente, persistan también las injusticias.

Señala que estos males, lejos de menguar, parecieran crecer y tomar nuevos rostros en el tráfico y consumo de drogas, la violencia y la delincuencia.

   En una carta pastoral  emitida con motivo de la festividad de Nuestra Señora de la Altagracia, que se celebra el próximo lunes, los obispos manifiestan su preocupación ante el proceso “acelerado de transculturación que trae consigo una perniciosa pérdida de los valores que nos destruyen como pueblo”

Explican que pese a los signos de una bonanza y crecimiento económico, es evidente el aumento de la pobreza, la marginalidad, la carencia y deterioro de los servicios básicos, la falta de políticas claras, lo que quedó en evidencia tras paso de las tormentas Olga y Noel, “ que llenaron al país de luto y destrucción”.

 “El nuevo discurso de la modernidad trae consigo nuevas perversidades para instituciones como el matrimonio y la familia, particularmente el fomento de una cultura de antivida”, expresan.

Al mismo tiempo, dicen estar preocupados por la difusión del secularismo, sobre todo en modelos de conducta reñidos con la cultura cristiana, que traen como consecuencias el consumismo, la explotación, la inseguridad, el anonimato, el libertinaje y el relativismo moral.

Advierten que se deriva de todo esto una enorme ambigüedad  y confusión, que genera  crisis de valores, debilitamiento de las instituciones y deterioro de la identidad social.

En su carta  pastoral, los prelados  ponen  de manifiesto la preocupación de la Conferencia del Episcopado Dominicano frente al fenómeno de la globalización que según advierten, trae consigo valores y contravalores dando paso a una nueva sociedad y cultura,   así como a  grandes y acelerados cambios; retos y desafíos que deben ser  iluminados desde la ética del Evangelio anunciado por Jesús de Nazaret.

  La  Pastoral, firmada por todos los obispos, tiene la intención de  ser  palabra de aliento y ánimo para todos. “Como pastores del pueblo de Dios, los obispos están  llamados a iluminar los acontecimientos de la vida con la luz de Cristo para que nuestro pueblo “en él” tenga vida”, puntualizan.

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