El obispo de la Diócesis Nuestra Señora de La Altagracia, monseñor Jesús Castro Marte, informó la suspensión de la festividad religiosa del próximo 21 de enero, conmemorativas del Día de la Virgen de la Altagracia, en especial, las peregrinaciones a ese santuario durante los días 19, 20 y 21, debido a la pandemia del coronavirus (covid-19).

Indicó que la Basílica permanecerá cerrada al público para evitar que los feligreses se expongan al contagio de la enfermedad.

Alrededor de 80 mil creyentes en la Virgen de la Altagracia acuden cada año a esta peregrinación.

Declaró que la presencia del virus en la República Dominicana y el estado de emergencia impuesto, los lleva a celebrar la fiesta de la Virgen en una modalidad distinta.

“Animo a cada parroquia y pequeña comunidad a organizar la novena guardando las medidas de bioseguridad establecidas por las autoridades del Ministerio de Salud Pública.

Invito a las familias a entronizar en un lugar destacado de sus hogares la imagen de la Virgen, y manifestar su devoción con el rezo del Santo Rosario y otras formas de piedad mariana”.

En un comunicado, monseñor Castro Marte anunció la decisión que impide que miles de personas se desplacen hacia el templo de la Basílica en el municipio de Salvaleón en Higüey, como es la tradición de los creyentes de esta advocación desde hace muchos años.

Dijo que movido por la sensibilidad pastoral, una vez consultado distintos órganos y oído su parecer, “considero que permitir las celebraciones Altagracianas, sería exponer a un alto riesgo de contagio, debido a la participación masiva de files de toda la nación y latitudes que cada año, participan en el santuario, los días 20 y 21”.

El obispo, que en meses pasados estuvo positivo al covid-19, exhortó a los ciudadanos a continuar cuidándose, para poder disminuir el contagio. “Que la Virgen acompañe y proteja a nuestro pueblo en estas circunstancias particulares”.

Fiesta de fe a la madre. La Virgen de la Altagracia es la Protectora del Pueblo Dominicano.
Historiadores y párrocos establecen la presencia de la imagen de la Virgen a partir del 12 de mayo de 1502, en una parroquia en la Villa de Salvaleón de Higüey, bajo las órdenes del obispo de Santo Domingo, García Padilla.

Se le atribuye a los hermanos Alonso y Antonio Trejo traer la imagen desde de Plasencia, localidad de la Comunidad Autónoma Extremadura, España. Se le habría aparecido a una niña encima de una peña.