MADRID, EFE . – Emilio Ruiz Barrachina ganó ayer por unanimidad el III Premio Internacional de Poesía Rubén Darío con su obra «Arroyo», un poema del que el jurado destacó «la fortaleza de su contenido, donde lo social y lo espiritual se entremezclan en una espiral que no parece tener fin».

   A su vez, se concedieron dos accésit a las obras «Ella…la madre Eva», de la escritora colombiana Dora Castellanos, y «A las cosas que odié», de la también colombiana Andrea Cote Botero.

El jurado, compuesto por el primer ganador de este premio, Miguel Ortega Isla; Basilio Rodríguez, presidente de Pen Club, y el periodista y escritor Fernando Martínez Laínez, entre otros, escogió esta obra entre los 576 textos presentados procedentes de 22 países distintos.

   Este premio concedido por el Pen Club de España -la mayor asociación mundial de escritores, fundada en 1921- está dotado con 3.000 euros (unos 4.000 dólares) y la publicación de la obra.

   «Tiene mucho que decir en la literatura, porque es un escritor versátil y valioso, y arriesga buscando caminos nuevos», dijo Martínez Laínez sobre Barrachina.

   El poeta galardonado declaró, al conocer la noticia, que «fue una gran sorpresa este premio por la cantidad de obras que participaban».

   Barrachina (Madrid, 1963) es licenciado en Ciencias de la Información, autor de novelas como «La venta del Paraíso» o la merecedora del X Premio Internacional de Novela Luis Berenguer, «El arco de la luna», y ha dirigido documentales para cine y televisión.

   «Arroyo» es un libro que terminó en Sudán y que nace a raíz de la producción de su documental «Lorca. El mar deja de moverse» (2006), en el que las vivencias personales se funden con un claro homenaje a poetas como Félix Grande o Federico García Lorca.

   La experiencia vivida en este país le llevó a construir «una obra que enlaza el pasado con el futuro» y en la que, a través de sus versos, trata de «innovar en la forma».

 «Es un poemario en el que me mojo y que podría traer enfrentamientos políticos», apuntó el escritor madrileño, también autor del ensayo «Brujos, reyes e inquisidores», continuó expresando.