Iluminación del futuro podría basarse en el uso bacterias

Iluminación del futuro podría basarse en el uso bacterias

Si se cuenta con financiación, un sistema de iluminación en base al uso de bacterias podría estar en un plazo corto, de dos o tres años, afirma el valenciano Rubén Costa, que acaba de recoger en París el premio como uno de los Innovadores Europeos menores de 35 años de la MIT Technology Review, en el apartado de Pioneros. El experimento empezó en la Universidad Erlanger de Nüremberg, en un programa que buscaba ideas para un proyecto de tecnologías emergentes. Una de ellas era utilizar proteínas, encimas, para biorreactores y biodiagnósticos. A Rubén Costa se le ocurrió utilizar proteínas fluorescentes, estabilizarlas y usarlas en sistemas de iluminación.
Según contó Acosta al diario El Mundo, la invención, patentada en 2015, consiste en «estabilizar en una ‘goma’ esas proteínas, que están en agua en unas bacterias». El concepto de goma es literal: recoge de un estante una especie de pelotilla verde y se la ofrece a innovadores para comprobar al tacto cómo se deja apretar o estirar con flexibilidad. «Esto lo que permite es que tengas unas bacterias [dentro de la goma] que generan más proteínas», explica.
A continuación, aplica la luz de una linterna led y el compuesto verde empieza a desprender gran luminosidad. «Si lo iluminas con ultravioleta genera una conversión de luz brutal», explica. «Es lo que utilizan muchos animales bajo el mar para comunicarse. Por ejemplo, las medusas emplean materiales altamente luminiscentes para ver a grandes distancias. Tienen unos receptores muy sensibles que aún no sabemos muy bien cómo funcionan. Y lo usan para comunicarse que hay peligro, hay comida, o busco pareja…». Costa es químico, doctor por la Universidad de Valencia. Su aventura con las bacterias empezó en Alemania, donde fue investigador ‘postdoc’. En 2017 decidió continuar su trabajo en España como investigador senior en el instituto IMDEA Materiales de Madrid. Lo que persigue es cómo filtrar la luz en bruto (azul o blanca) del led. «Los materiales que usamos nosotros se conocen desde los años 60. En los 90 se logró describir su estructura y cómo modificar genéticamente la bacteria para producir la proteína, sin tener que estar matando medusas», recuerda. Pero «en el año 2000 se planteó la pregunta, ¿podemos utilizarlo para sistemas de iluminación como hace la medusa? Y la respuesta fue que no. La proteína necesita agua y su estabilidad térmica no es muy alta…»Es el reto al que se enfrentó: «Esta goma [vuelve a mostrar la pelotilla elástica] está verde porque está llena de proteínas, que le dan el color. Está formada por dos polímeros. Uno está ramificado, interactúa con la proteína y la estabiliza.

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