Imagen versus realidad

Imagen versus realidad

Entre los mamíferos, el ojo del Homo sapiens es uno de los órganos periféricos más complejo, desarrollado y de gran utilidad para la especie humana. Por ello no debe asombrar el que desde los albores de la ciencia se haya dedicado tanto interés y esfuerzo a la comprensión y estudio del globo ocular, en todo cuanto se refiere a su evolución, estructura, función y patología. Tanto valoramos la visión que hoy contamos con optometristas y oftalmólogos especializados en el manejo de afecciones oculares infantiles, de adultos y de ancianos. En la jerga jurídica y parlamentaria notamos la prioridad asignada a dicho sentido puesto que se acostumbra escribir al inicio de cada párrafo: Visto y oído.
Tampoco ha de extrañar el músicos, poetas y dramaturgos hagan uso de la mirada como expresión del sentimiento abstracto.
El dibujo, la pintura, la fotografía, las películas y más recientemente el vídeo explotan aquella máxima de ver para creer acreditada al santo Tomás. La fotografía es una herramienta indispensable en quehacer diario de médicos y patólogos forenses; ella guarda las imágenes como testigos de las alteraciones registradas en las escenas y en los cuerpos de las víctimas de la violencia.
A sabiendas de que son el operador y el especialista quienes le imprimen ética y reglas morales a los trabajos de investigación, debemos estar alerta de que hay de todo en las viñas del señor. Existen hombres y mujeres capacitadas y honestas con alto sentido moral de sus funciones, pero también los hay que son charlatanes y deshonestos; de estos últimos debemos cuidarnos pues no siempre resulta fácil detectarlos.
La búsqueda de la verdad es una laboriosa tarea con serios obstáculos en el camino. Los avances tecnológicos de la era digital son un arma de doble filo. El desarrollo del laboratorio virtual photoshop permite alterar la silueta y el rostro de una persona hasta hacerla prácticamente irreconocible.
Durante las campañas electorales es común ver afiches con rostros de candidatos rejuvenecido veinte y treinta años, al tiempo que muestran sonrisas artificiales, amén de compasivas y amorosas expresiones faciales que ni siquiera en sueño han externado los aspirantes en lo que llevan de vida.
En el campo de la medicina del milenio tenemos el nuevo mundo de la imagenología. Los nuevos expertos en imágenes, antiguos radiólogos, hacen maravillas a través de las tomografías, resonancias magnéticas y técnica de emisión de positrones. Somos capaces de registrar moléculas de azúcar al momento de ser consumidas por las células del cerebro. Es así como a través de cortes auxiliados por computadoras, se puede detallar y precisar la estirpe de ciertos tumores en el sistema nervioso central que luego se verifican a través de biopsias estereotaxicas.
La sonografía utiliza ondas de sonido que se transforman en reflexiones ecográficas cuya interpretación dependen de la experiencia del operador y de la calidad y modernidad del aparato. Hay buenos, mediocres y malos sonografistas por lo que no resulta extraño a gineco-obstetras el cambio de sexo en los fetos, ni para los cirujanos y patólogos la alta frecuencia de pacientes y de cadáveres etiquetados con cálculos en la vesícula y los riñones, así como con tumores intra-abdominales, afecciones que aterradas con las luces del quirófano o las mesas de autopsias salen huyendo de los cuerpos, cual demonios invisibles, sin dejar rastro alguno de su real existencia.
Moraleja: no siempre la imagen se corresponde con la realidad.

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