Imitemos a la reina

Imitemos a la reina

Cuando tenía a medio elaborar este articulo y con el título Dominicanos, no se endeuden por el  bien del país, leí en un diario nacional la reciente disposición de la Reina Isabel II de Inglaterra, quien le ordenó al suministrador de regalos navideños de la Casa Real, que comprará artículos menos caros, estableciendo un monto máximo de 50 libras esterlinas (58 euro o 73.5 dólares).

Además, les prohibió a sus nietos y familiares asistir a fiestas desenfrenadas y mantenerse a tono con las circunstancias difíciles que vive el mundo de hoy. Con ello la Reina da un buen ejemplo de lo que las familias británicas deben hacer en estas fiestas navideñas. Por eso cambié el título.

Este ejemplo debe calar muy profundo en la mente de los dominicanos, muy dados a vivir el presente sin pensar en el futuro. La situación que se aproxima será muy difícil para el país, como lo será para las familias de todas las clases sociales, especialmente la media y los pobres. Porque inevitablemente, más empleos se perderán en el 2009 y los negocios sufrirán considerables pérdidas por las bajas en sus ventas. Las remesas también bajarán, como ya se vislumbra.

El Gobierno y los ricos deben copiar el ejemplo de la Reina, ya que la compra masiva de artículos caros e importados, solo profundizará el déficit externo y presionará la devaluación del peso.

Las familias dominicanas deben ahorrar en estas Navidades. Y si no lo pueden hacer, como sucede con la mayoría a la que no les sobra el dinero, entonces no se endeuden. No gasten más de lo que le permite su maltrecho presupuesto, porque el 2009 no augura nada bueno. Y más dramático es el escenario, cuando la pensión de esas familias para su retiro futuro, corre el riesgo de convertirse en una quimera.

Fije montos limitados para sus compras y regalos navideños. Su familia lo entenderá y si no lo entiende, ese es su problema. La seguridad de ellos es su responsabilidad, porque cuando las cosas se pongan difíciles, al que paga es a quien le reclaman.

Este mensaje debería acogerlo, primero que nadie, el propio gobierno, principal gastador en todo lo que se llama consumo masivo de bienes y servicios superfluos. Desde restaurantes caros, vehículos de lujo, hasta toda clase de artículos pretenciosos, son pagados regularmente con tarjetas de créditos o cheques de oficinas públicas, que termina pagando el fisco con dinero del contribuyente. Y esto es apenas la punta del Iceberg.

Pedirles a las familias dominicanas que pagan sus impuestos, mayor austeridad y que se aprieten los cinturones, mientras el gobierno sigue emitiendo inorgánicos y gastando desenfrenadamente, es duro y hasta cuesta arriba.

Pero eso es lo que hay ya que en su discurso del martes pasado, el Presidente siguió mostrando su total desprecio por la austeridad y su manifiesta intención de descapitalizar el fondo de pensiones. Jamás haga eso con su presupuesto, que usted no emite dinero.

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