Impacto crisis financiera en economía RD

Impacto crisis financiera en economía RD

El aumento mundial de los precios, primera parte de la crisis global, ha significado a la economía dominicana un aumento sostenido en el déficit en cuenta corriente y en la inflación, a pesar de lo cual se ha preservado la estabilidad y el crecimiento; en la fase actual de desaceleración de la economía global y crisis financiera  ha manifestado un  impacto limitado sobre las economías de la región y la nuestra.

Gracias a la disciplina fiscal y monetaria se mantuvo la estabilidad y el incremento en el déficit en cuenta corriente ha sido parcialmente financiada con la inversión extranjera y otros capitales; sin embargo frente a la más grave crisis financiera desde el 1929 y la posibilidad de una larga recesión mundial poco pueden hacer las políticas internas para mitigar el impacto.

De contenerse las quiebras con el plan de rescate aprobado por el Congreso norteamericano y la banca recupera a corto plazo la liquidez para volver a facilitar recursos a la economía real y los ciudadanos, entonces el fantasma de una grave recesión se diluye y la economía norteamericana, de acuerdo a los expertos, mantendría la desaceleración este año, comenzaría la recuperación el próximo y en ese escenario la economía dominicana apenas experimentaría una ligera desaceleración  y limitaciones al acceso a los mercados de capitales para el sector público y el privado.

En un escenario de leve recesión mundial la receta sigue siendo el mantenimiento de políticas fiscales y monetarias restrictivas y un acuerdo con el FMI para mantener los actuales niveles de confianza de los agentes y siga fluyendo la inversión extranjera como paliativo al déficit en cuenta corriente.

También cabría la posibilidad de que fracase el plan, que el sector financiero no recupere la capacidad de prestar en cuyo caso la contracción del crédito producirá más pérdidas de empleos, mayor desplome del sector vivienda y la recesión en EU y el resto del mundo.

Frente a una larga recesión, como la japonesa que duró una década, o una depresión como en el 1929 poco pueden hacer las políticas locales para evitar el desplome del sector externo, el aumento del desempleo y el agravamiento de la pobreza; pretender que el superávit presupuestario representa un “blindaje” es como intentar enfrentar un disparo de misil con un chaleco anti-balas.

Hay que mantener la disciplina en las políticas monetarias, hay que firmar algún tipo de acuerdo con el FMI, pero nada de eso será un antídoto si la economía mundial cae al precipicio y todo parece indicar que estamos actualmente en el borde.

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