YSÓCRATES PEÑA REYES
Tras de más de siete décadas de quedar las poblaciones de la región nordeste y el Cibao Oriental aisladas del reto del país con la desaparición del ferrocarril Sánchez a La Vega y la supresión de la carretera que a través de Cotuí comunicaba al Cibao con la Capital, el sur y el este del país, esta zona que concentra los más grandes recursos acuíferos, agropecuarios, turísticos y mineros de nuestra nación, por medio del Consejo Regional de Desarrollo (CRD) desde hace más de una década ha promovido un plan estratégico de desarrollo vial, tendente a lograr no sólo su relanzamiento sino también para permitir a nuestra República edificar su futuro en el comercio internacional sobre bases sólidas.

El CRD ha implementado este plan acompañado con un enraizamiento de un sentimiento regional, de la formulación de las estrategias globales y sectoriales para los próximos 20 años destinadas al desarrollo humano y del levantamiento en la zona de los proyectos agropecuarios más grandes de América Latina, tal como resulta el de Aglipo y el de las cuencas de los ríos Boba-Bagüi, además convirtiendo en una realidad la puesta en operación del equipo de béisbol profesional Gigantes del Cibao, del Tribunal Superior de Tierras del Departamento Nordeste, la Dirección Regional de Mensuras Catastrales, el Distrito Regional de Obras Públicas y otros organismos cuyos servicios estaban concentrados en la capital del país.

Es por ello que desde el año 1993, dentro de la planificación del desarrollo de las provincias que integran el Nordeste y el Cibao Central, se han venido reivindicando estructuras viales impostergables y esenciales, como resulta el aeropuerto del Catey, el aeródromo comercial de San Francisco de Macorís, la modernización del puerto de Arroyo Barril, el Ferrocarril Internacional  Nordeste-Dominicana-Haití, la avenida del entorno de la presa de Hatillo-Cotuí, la carreteras turísticas San Francisco-Río Juan y Tenares-Gaspar Hernández, el malecón y muelle turístico de Nagua, junto a la avenida de Circunvalación de San Francisco y la optimización de red vial constituida por la autopista Duarte-Cruce de Controba, las carreteras cruce Controba-San Francisco-Nagua-Samaná y la autovía Santo Domingo-Samaná. La autovía Santo Domingo-Samaná cuya terminación está proyectada para finales del 2007, dará paso a una segunda etapa destinada a vehículos pesados y livianos, para lo que el Gobierno ha llamado a una nueva concesión y licitación internacional destinada a la ampliación de la autopista Duarte al Cruce Controba, cuatro carriles Controba-San Francisco, la Circunvalación de San Francisco y la modernización de la carretera San Francisco-Nigua con su correspondiente conexión a la referida autovía, como parte vital de un gran plan nacional destinado a la modernización de su sistema vial con el propósito de convertirlo en un instrumento eficaz al servicio del desarrollo nacional.

El referido sistema vial tendrá repercusiones muy positivas para el desarrollo de nuestra nación, por tener un efecto multiplicador como fuente generadora de riquezas, lo que permitirá a los sectores comerciales y productivos del nordeste y el Cibao Central, así como de las demás regiones adyacentes, tener una real oportunidad de ampliar sus horizontes comerciales y productivos, dando razón de ser a la gran inversión que han hecho en las ultimas dos décadas, en estructuras y tecnologías con el propósito de lograr su correcta adecuación en el mundo globalizante en que estamos sumergidos y comprometidos.

Asimismo, las obras que conforman el plan, tienden a jugar un rol de vital para el desarrollo de nuestras fuerzas productivas nacionales, sobre todo por estar concentrado en esta zona el mayor potencial para la producción alimenticia, destinada a soportar en las próximas décadas la alimentación de nuestro país y de otras naciones, a lo que se unen las inmensas áreas que detenta para hacer posible que los sectores nacionales logren la explotación del turismo de playa y del crucero, así como del escoturismo.