Impacto de la contrareforma: el caso de las cervezas

<p>Impacto de la contrareforma: el caso de las cervezas</p>

ARTURO MARTÍNEZ MOYA
Con el Presidente Fernández hay que tomar muy en cuenta el viejo proverbio chino que reza, “escucha lo que una persona dice y después observa lo que hace”. Consumidores y productores se dieron cuenta rápidamente que en su discurso a la nación el Presidente dijo una cosa y lo que envió al Congreso Nacional fue totalmente diferente, de ahí que no haya sido por puro gusto las protestas para que la contrareforma no se apruebe.

No ha sido para estar en contra del gobierno que consumidores y productores, a través de la prensa, de los partidos políticos de oposición y de organizaciones representativas, se hayan manifestado en contra de las pretensiones, es que se sienten engañados con los nuevos impuestos, entienden que son innecesarios para manejar las finanzas públicas, que el gobierno en lugar de pretender el financiamiento del excesivo gasto corriente debe someterse a un estricto programa de austeridad.

Varios son los fallos citados con relación a los nuevos impuestos, entre ellos que no están asignados a proyectos específicos, que no se trata de reemplazo de impuestos existentes por otros, pero dejando el presupuesto público constante, que no se puede decir siquiera que dejan inalterable la actual mala distribución del ingreso, es decir, que la proporción de los nuevos impuestos que pagarán pobres y la clase media guarda relación constante con el nivel de ingreso de esos grupos, por eso han sido calificados de regresivos al aumentar el impuesto promedio pagado por los grupos de menor ingreso relativo.

No obstante, el gobierno y el congreso peledeista miran para otro lado, pues lo único que le interesa es contar con más dinero para seguir con el dispendio.

Las protestas de empresarios y consumidores al mismo tiempo no pueden tener otra explicación social que no sea que están harto de las muchas mentiras que proceden desde el gobierno, me refiero a la afirmación del Presidente Fernández de que no estaba proponiendo aumentos de impuestos para afectar el consumo prioritario de la población más frágil de la sociedad,  y que los impuestos gravarían a los ricos.

Es de conocimiento generalizado que estamos en presencia de un gobierno que gusta mentir, pero ahora se suma lo de incompetente y torpe, pues no tiene otra definición el hecho de que ni siquiera pensó que para crear nuevas cargas se debían cumplir principios fundamentales, como mejorar la eficiencia en el manejo de los tributos y que debían incidir positivamente en la distribución del ingreso; la contrareforma se encamina directamente a lo contrario, a aumentar la ineficiencia del sistema tributario, haciendo más costoso su control y su economía provocando una mayor evasión, además de empeorar la ya mala distribución del ingreso; por eso el convencimiento generalizado de que serán los pobres y la clase media los más perjudicados.

Cercado por su propia mentira que se revierte, mezclado con la reconocida arrogancia y ahora lo de incompetencia y torpeza, los que gobiernan todavía no saben que son principios que tienen siglos de haber sido sugeridos por el estadista francés Jean-Baptiste Colbert, como puede leerse en la página 36 del libro de George Armitage-Smith, publicado en 1907 y titulado “Principles and Methods of Taxation”: “El arte de la imposición es el arte de desplumar el ganso para conseguir la máxima cantidad posible de plumas con el menor número posible de chillidos”. Como desconocen su inexistencia, con la contrareforma proceden a la inversa, aumentan tasas impositivas en un sistema tributario ya complicado e ineficiente, impactan negativamente la economía de empresas y familias pero eso no les importa, pero además chocan con principios en el Dr-Cafta.

Cualquier analista que quisiera demostrar la mentira presidencial de que los impuestos no perjudicarán a los pobres sino a los ricos, sólo tiene que tomar como ejemplo un sólo de los productos afectados y analizarlo de manera rigurosa. Como ejemplo tomamos las cervezas, pero también pudieron ser los combustibles; es necesario dejar establecido que no tenemos información específica procedentes de las empresas productoras de cervezas, razón por la que no hacemos cálculos específicos en base a un modelo simple de tres ecuaciones (oferta, demanda y de equilibrio del mercado de cervezas), lo que demuestra que no tenemos relación de negocio con ninguna de ellas. Sin embargo, analizamos las tendencias o los efectos esperados de los nuevos impuestos sobre el consumo de cervezas, el precio al consumidor, el precio al productor, impacto en sus ingresos así como en la recaudación del gobierno; es lo que debió hacer el gobierno y que evidentemente no hizo. Con relación a las cervezas, se pretende aumentar el ad-valorem en 20% y llevar la tasa fija de impuesto a RD$347.59 la caja, a pesar de lo que dispone la Ley 557-05 de reforma fiscal vigente, que contempla bajarlo a RD$308.29 para el 2007 y a RD$280.64 en el 2008, reducciones desestimadas en la contrareforma. Además de las nuevas cargas será diferente la base de aplicación, en lugar del precio al mayorista como referencia se tomará el precio del minorista.

Antes de afirmar que los impuestos no impactarán la economía de los pobres y de la clase media, el gobierno debió preguntarse y contestarse quién pagará los nuevos tributos. Los pagará el consumidor, el productor o ambos? En caso de que ambos los soporten, ¿ en cuál proporción? Para la respuesta el analista riguroso deben conocerse algunos datos, entre ellos la magnitud de dos  elasticidades, la de consumo y la de oferta de cervezas; debe saber cómo reaccionarían tanto el consumo como la oferta de cervezas frente a cambios en su precio de venta debido a los nuevos impuestos. Ese analista riguroso espera lo siguiente: que mientras mayor sea la elasticidad de la demanda de cervezas (en términos estadísticos me refiero al coeficiente que acompaña el precio de venta), menor el porcentaje de las nuevas cargas impositivas que se espera paguen los consumidores, ello así porque les resultaría relativamente fácil trasladarse a otros productos para burlar la subida de precio de las cervezas, o podrían mantener el mismo nivel de consumo porque los productores soportan la mayor parte de los nuevos impuestos, como habrá traslado en el consumo porque con nuevas cargas también se afectan el ron, whisky y otras bebidas, el supuesto del gobierno no es otro, el consumo de cervezas no se reduce y los productores  pagarán todo o casi todo el aumento de los impuestos. Si la elasticidad de la demanda de cervezas fuera muy baja, el economista nuevamente razona y dice que la subida de precio de las cervezas no afecta el consumo, y que los consumidores estarían dispuestos a seguir comprando la misma cantidad sin importar el nivel de precio, haciéndose cargo de la totalidad de los nuevos impuestos o de un alto porcentaje.

Resulta que en República Dominicana se tiene estimado que la elasticidad-precio de la demanda de cervezas no es demasiado elevada como para que los consumidores no paguen los nuevos impuestos, o que paguen muy poco; tampoco tan baja para que asuma el 100% de los nuevos impuestos o una proporción elevada de los mismos; para países típicos como República Dominicana, productores de cervezas y académicos han estimado la elasticidad en un nivel tal que pone a cargo de los consumidores el pago de la mayor parte de los nuevos impuestos y de los productores la proporción restante, es decir, que comparten el pago de los nuevos impuestos.

En base a ese razonamiento se entiende que los nuevos impuestos de la contrareforma serán pagados principalmente por los consumidores, que los productores pagarán una parte y verán reducir sensiblemente sus ingresos  por venta por la combinación de un menor precio para ellos y baja en el consumo.  En cuanto al fisco, por el efecto combinado de mayores tasas impositivas y el cambio de la base de aplicación, es probable que la recaudación aumente no obstante la reducción en el consumo de cervezas, sin embargo, lo que debe esperarse es que el aumento no sea en el monto estimado por el gobierno. En qué cantidad podría reducirse el consumo de cervezas, un indicador de la magnitud lo representa el aumento en el precio para los consumidores combinado con la reducción de precio para los productores. De aceptarse como válid la afirmación de uno de los productores de cervezas, el más importante, de que su ingreso por ventas se reducirá en 25%, el 75% restante representaría el aumento para los consumidores; así que la cerveza que hoy se vende en 60 pesos los consumidores estarían comprándole en más de cien pesos después de aprobarse la contrareforma.

Con el aumento de los impuestos a las cervezas el gobierno espera recaudar adicionalmente más de dos mil millones de pesos, pero se trata de un sueño que podría convertirse en pesadilla porque incurre en errores fundamentales, en fallas imperdonables; de manera implícita supone que el consumo de cervezas se mantendrá en crecimiento o, en el peor de los casos, que si se reduce el ritmo de crecimiento no será por muchos puntos; además, que los consumidores no pagarán el aumento de los impuestos, que serán las empresas las que soportarán el aumento impositivo reduciendo sus ingresos, de ahí la afirmación del Presidente Fernández de que no impactará a los pobres y a la clase media. Como vimos más arriba, el supuesto no tiene fundamento, las empresas pagarán una parte de los impuestos, pero serán los consumidores los más sacrificados.

Además, también envía una señal negativa a las inversiones de dominicanos y extranjeros, la contrareforma cambia reglas del juego establecidas por leyes específicas; ya me referí al contenido de la Ley 557-05, la que probablemente tomó muy en cuenta la firma E. León Jiménez para negociar con su socio Phillips Morris la independencia corporativa, y se sabe que para lograrlo pagó millones de dólares, y ahora se encuentra con la sorpresa de que se modifica la ley sólo para extraerle dinero y reducir sus ventas de cervezas. Se trata de una mala jugada que podría alterar el sentido del negocio, no tengo datos específicos, pero es de suponerse que dicha ley fue parte importante en el flujo de caja y en el valor presente neto del flujo de beneficios anuales tomados en cuenta para negociar las acciones. Lo que quiero decir es que probablemente con la ley el negocio resultaba verde y sin la ley se torna rojo,  morado o amarillo, y que si hubiesen conocido la intención del Presidente Fernández y del PLD, hubiesen retrasado la operación. Es sólo conjeturas.

El análisis de  los efectos perversos

Para no hacer más largo este trabajo, dejo a otros expertos  el análisis de  los efectos perversos que producirá la contrareforma en variables como el impuesto sobre la renta de las empresas productoras de cervezas, negocios relacionados que también reducen sus ventas, de personas relacionadas que serán despedidas por las bajas en los ingresos, así como tambien en los aportes o donaciones a diferentes causas y sectores de la sociedad que hacen las empresas productoras. Termino diciendo que para hacer políticas públicas el gobernante y sus asociados deben pensar con seriedad en los efectos de las medidas y no sólo estimar el lado positivo que tendría, como llenar huecos entre ingresos y egresos fiscales, pues también el costo social debe cuantificarse y analizarse. En el caso de las cervezas, es evidente que por mucho lo que pierde la sociedad con los nuevos impuestos supera los supuestos beneficios que el gobierno estimó, me refiero a los ingresos adicionales. En mi artículo anterior dije que ir al Congreso Nacional a discutir la contrarreforma es una pérdida de tiempo, los días han pasado y los que han ido entienden que le han tomado el pelo, se han expresado muy mal de los congresistas peledeistas y del gobierno, los únicos responsables del costo económico y social que produzca. Eso está clarito en la mente de los consumidores y productores. Como en una ocasión dijo el Presidente Balaguer, la suerte está echada.

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