Dentro de un tiempo un grupo de jóvenes revisarán la historia de los mejores peloteros en la historia de las Grandes Ligas.

Se enterarán de que Roger Clemens ganó 354 juegos y que obtuvo 7 premios Cy Young.

Se enterarán de que Sammy Sosa disparó 609 jonrones.
Se enterarán de que Alex Rodríguez tuvo una carrera de 700 jonrones.
Se enterarán de que Barry Bonds pegó 762 jonrones con 7 premios de Más Valioso.
Se enterarán de que Rafael Palmeiro dio 569 jonrones y remolcó 1,853 carreras.
Se enterarán de que Mark McGwire conectó 583 jonrones.
Se enterarán de que Manny Ramírez tuvo 555 jonrones.

Y cuándo revisen la lista de los jugadores del Salón de la Fama, y vean que esos jugadores no están inmortalizados se preguntarán: ¿Y qué Salón de la Fama es este?.

Yo diría, que es un Salón de la Fama de Papel.

Es indignante lo que el Salón de la Fama ha hecho con Sammy Sosa.

Si la primera intención era castigarlo, se le podía dar una cantidad de votos que no fuera suficiente para ingresar, pero jamás humillarlo con un 12%.

Y yo pregunto.
¿Si medimos el porcentaje del talento de Sammy, con los aportes que pudo tener con los esteroides, cómo quedaría el conteo?.

Según Cooperstown, tenía 12% de talento y 88% fue gracias a los esteroides.

Si lo pensaron así, todos los que votaron en contra de Sammy son unos disparatosos.

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