En la pasada Encuesta Gallup-Lidom, una de las quejas de los fanáticos fue la falta de figuras en la pelota invernal.
La gente todavía sueña con los tiempos en que Manny Mota y Pedro Borbón jugaban siempre con el Licey.
Los días de Rico Carty con las Estrellas.
Los días de Felipe, Mateo y Jesús Alou con los Leones.
La era de Tony Peña y Miguel Tejada con las Aguilas. Y así por el estilo.
En aquellos tiempos primaban dos elementos relevantes. El primero: Una mayor identificación con la pelota de aquí y con sus equipos de orígen. Y segundo: Esos peloteros no ganaban tanto dinero y aquí venían a “completar y cuadrar”.
El béisbol de ahora tiene muchas cosas en su contra: Menos identificación, y el hecho de que cualquier novato es millonario, lo que le mata el hambre de querer jugar aquí.
Aquí usted ve ahora un pelotero bueno un chin cuando está comenzando, si se lastima en Grandes Ligas, o al final de su carrera. Sin embargo, hay algo que prevalece y es la “marca equipo”. Decir Licey o Aguilas tiene más peso que la calidad de cualquier jugador.
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