Confieso al país que hasta hoy no estaba preparado para escribir sobre la muerte de mi amigo José Oscar Fernández.
Me dolió mucho, todavía no acepto su partida, y siempre lo recordaré.
¿Por qué no acepto su partida?
Porque en un mundo con tanta gente mala, malísima, personas como José Oscar deberían vivir no menos de 100 años.
A José Oscar comencé a tratarlo en 1990.
Recuerdo que perdí un premio en la ACD y me puse a llorar.
Y José Oscar me dijo: Pronto ganarás tantos premios, que hasta pedirás que no te nominen, ni te premien.
¡Palabras proféticas!
José Oscar fue completo: Escribía bien, producía y presentaba en la televisión deportiva.
Era una persona con don de colaboración y ayudó a muchos cronistas.
No fue conflictivo, todo el mundo lo quería, y hoy su familia puede sentirse orgullosa de que actuó bien en la vida.
José Oscar fue parte de Impacto Deportivo TV, cuando se transmitía de lunes a viernes, y estuvo junto a Marlon Lembert, quien también falleció.
Ahora yo estoy chivo, y no vaya a ser que ese par de Tigres me mandan a buscar.
El caso es que José Oscar fue un ser humano netamente bueno.
El periodismo perdió a uno de sus grandes exponentes.
Sígueme en Twitter: @Elreydelaradio.