Días antes de comenzar los Juegos Olímpicos sentí un gran pesimismo con respecto a la delegación de RD que íba a Beijing.

Se dijo y se escribió, que no buscábamos nada.

Y todo fue más lejos al señalarse que el Gobierno ofrecía incentivos históricos porque los atletas no tenían chances.

Escribí que con el sólo hecho de estar en Beijing, ya los atletas de RD habían ganado medallas.

Medallas al mérito, al valor, a la calidad y a la dedicación.  Y lo dije porque para llegar ahí tenían que vencer a  grandes.

Hoy que contamos con dos medallas, me siento orgulloso de nuestros grandes atletas.

Sí, grandes atletas. Porque hay que ser grande para fajarse con potencias y ganar. Félix Díaz y Gabriel Mercedes nos enseñaron que hay que tener fe.

Que jamás podemos dejar que el pesimismo nos hunda tan fácil.

Es la mejor actuación de por vida del país en unas Olimpíadas.

Felicito a esos atletas y felicito al Ministro de Deportes, Felipe Payano y a Luisín Mejía del Comité Olímpico.

 Esos atletas fueron tratados como “príncipes” dentro del marco de lo que representa nuestro país en el aspecto económico.

Pero jamás, por que no podemos, al nivel de las grandes potencias.

Tanto los atletas como los olímpicos y Payano, deben sentirse satisfechos del trabajo hecho.

Se le acaba de dar una “galleta” al pesimismo y al complejo  de inferioridad. Que se celebre en grande. Que se les premie, que se brinquen alto a estos dos atletas, y también a los que compitieron con honor. Naturalmente, sé que siempre habrá gente que aunque ganemos 10 medallas, seguirán pesimistas. Ese es el mundo.