El deporte es el principal vehículo para unir a los dominicanos. 

Cada cierto tiempo vivimos capítulos que nos emocionan y  nos unen tanto, que nos llevan a gritar: Que orgullosos nos sentimos de  ser dominicanos. El boxeador Félix Díaz nos dio una medalla de Oro.

Una proeza dulce, impresionante e inolvidable.

 Es un nuevo ejemplo de cuando ser dominicano es es un orgullo.

El sábado en la mañana todo el mundo amaneció muy feliz.

Fue como un 31 de diciembre, donde de repente olvidamos todo.

La noticia corrió como pólvora y hasta aquellos que no vieron la pelea celebraron como el que más.

 Y lo que hace más gran de la hazaña es que no era de los favoritos ni para gana un bronce.

Y ese muchacho puso todo su corazón, su empeño y deseo, y venció a los gigantes.

Sentí una felicidad muy grande. Tan grande como con cualquier cosa que en orden personal nos pueda poner contento.

Sentí que uno de los nuestros llegó bien alto. Y que lo hizo en nombre de de su país. Te tú país, de mi país. La fiesta debe ser grande.

 Esta actuación de Félix Díaz ya le da un puesto de honor en la historia del deporte nacional.

¡Muchas felicidades!