Leí una nota en el Miami Herald en la que Hanley Ramírez se muestra al borde de la desesperación.

¡Y eso preocupa!

Se habla de sus niveles de impotencia, frustración y desencanto.

¡Ofrézcome!

No hay dudas de que Ramírez es un pelotero de vergüenza y por eso se siente dolido.

¿Cómo le ha ido?

   Abril fue un mes para borrar de la memoria.

 Bateó .200 con .299 de porcentaje de embasamiento (OBP) y .259 de slugging.

 Y en mayo va por el mismo camino.

Para buscar números tan discretos en el currículum de Ramírez hay que remontarse a su primera campaña, cuando en junio bateó para .190 con .250 de OBP y .260 de slugging.

Esos datos son del Herald, pero ¿cuál es el problema real?

Creo que Hanley se distrajo en muchas cosas fuera del campo de juego.

Ejemplos:

No ha tenido buenas relaciones con sus managers y  gerentes. No es el tipo de pelotero que acepte consejos para mejorar.

Como persona todavía es muy “muchachón”.

Y, además, ese contrato de 70 millones de dólares que recibió le afectó porque se descuidó.

Aún así, pienso que tiene la juventud y el talento para rebotar.

No gana nada con tirar cascos, cuestionarse, sentirse mal, ni nada por el estilo.

Simplemente que espere los días buenos, que claro que llegarán.

¡Que tenga calma!