Hace un tiempo que dejé de ser defensor de peloteros.
Sin embargo, veo un plan encaminado a destruir a Hanley Ramírez.
¿De quién?
Podría ser de periodistas gringos, de algún ejecutivo de los Marlins, de alguno de sus compañeros, de algún coach, de quien sea.
Es cierto que Hanley ha metido la pata algunas veces, pero no creo que sea un tipo malo.
Cuando le dieron un contrato de 70 millones de dólares, fue porque realmente tenía el talento y lo merecía.
En este momento lo tienen sometido a un fuego cruzado.
Y así, señores, no rinde nadie.
Y más, cuando hablamos de un pelotero muy joven.
No es la primera vez que un jugador dominicano es sometido a tal tipo de persecución.
Manny Ramírez, con todo y ser travieso, fue golpeado por varios sectores en Boston. Sammy Sosa, con todo y su grandeza, al final de su carrera también fue víctima de las campañas malsanas, hasta el punto que llegó a molestar que pusiera música en el dogout.
Le recomiendo a Hanley no dejarse desesperar.
Es difícil que los Marlins lo cambien, y si lo hacen, cometerían un grave error.
Claro está, Hanley debe ayudarse, porque si da razones a sus detractores, entonces el fuego cruzado seguirá en pie. En Grandes Ligas, como te hacen famoso y millonario, también te pueden destruir en un cerrar de ojos.