Como el que no quiere las cosas, ya voy a cumplir 22 años en el periodismo deportivo.
Específicamente, eso será el 30 de septiembre de este año.
En ese tiempo, siempre he estado en los periódicos. 13 años como editor de HOY, cuatro años en el Listín Diario y 4 años en El Nacional.
Y siempre he estado cerca, muy cerca de los peloteros. Confieso que suelo enamorarme de sus carreras.
Eso me ha llevado muchas veces a ver más grande sus logros y también más pequeños sus metidas de pata dentro y fue del terreno.
Acepto esa crítica.
Hago esta reflexión porque cada día es mayor la diferencia entre el jugador cuando es novato y cuando es una estrella. En el primer escenario, vemos a una persona humilde y con deseos de triunfar.
Sin embargo, desde que logran fama y dinero cambian radicalmente.
Su transformación es tan grande, que ven a los periodistas como gente que molesta. Y no me refiero a que le piden nada, porque si hay un ser humano miserable ese es un pelotero. Confieso sentirme muy decepcionado.
¿De qué?.
De ver cómo luego de dedicar más de una década a resaltar a un pelotero, luego, por cualquier cosa te odia.
Te desprecia y quiere tirar por el suelo tu calidad profesional. Todo esto viene a raíz del último lío de Pedro Martínez con el querido colega Juan Mercado.
A quien Pedro le dejó entrever que aborrece a los periodistas.
Y eso da pena.
En el caso de Pedro, yo me jarté de escribirle cosas buenas. Y a cambio de nada.
Pero ahora me paga con su desprecio.
Según Mercado, me odia y odia a Alvaro Arvelo hijo. Y yo pregunto: ¿Por qué?. Porque en algún momento le dijimos algo que no le gustó.
Caramba, no se puede ser tan sensible, y menos con gente que siempre te ha distinguido.
Es una pena.