Medio país está opinando sobre lo que pasó en el estadio Julián Javier.

Todo conduce a que fue un capítulo feo, reprochable, y principalmente, muy peligroso.

¿Por qué peligroso?.

Porque esos peloteros que juegan aquí son de los equipos de Grandes Ligas.

¿Qué pensarán al ver las imágenes de lo que ocurrió el sábado?.

Es probable que piensen en retirar a sus peloteros y pagarle el dinero que se ganan aquí.

Señores, pero esa noche se pudo producir una tragedia de marca mayor.

¿Quién tiene la culpa?.

Hay muchos culpables de ese incidente.

1- La Liga de Béisbol que está obligada a velar por la seguridad en los estadios del país.

2- El equipo dueño de casa, en este caso, los Gigantes del Cibao, que deben ser parte y cumplir con la seguridad.

3- Los peloteros, en este caso, la gente del Licey, por responder a las agresiones de los fanáticos.

El pelotero nunca puede caer en el terreno de los aficionados.

Y 4- El fanático porque no deben caer en las provocaciones.

Los fanáticos, al asistir a un play, deben conocer sus derechos y sus deberes.

Y todo fue violado.

Una Liga débil provoca todo eso

Sin embargo, todo tiene su orígen en que la Liga de Béisbol, se presenta “floja” ante situaciones que merecen ser enfrentadas con contundencia.

Desde el lío de los bates, las bolas, la seguridad, el mercado negro, entre otras cosas, no se observa una acción con fuerza desde la Liga.

Y eso me apena.

Me apena porque le tengo una alta consideración al Presidente de la Liga, Leonardo Matos Berrido, pero ahora le veo con los brazos cruzados.

Ayer se reunieron, pero no tomaron ninguna decisión, porque ahora hay que evaluar.

Hay situaciones en las que hay que actuar duro y rápido.

Dar ejemplos, como antes, porque no podemos permitir que esta pelota se convierta en un “relajo” y que se presente como el cangrejo.

Me siento indignado, apenado, porque amo el béisbol, pero veo que no avanzamos.

Que pena.