Uno de mis primeros trabajos fue vender periódicos en las calles de Santo Domingo.
Yo cantaba cada tarde: El Nacional, Ultima Hora y Noticia.
En el futuro mi sueño de ser periodista deportivo comenzó a hacerse una realidad.
Y vaya sorpresa, llegué a trabajar a El Nacional, y de eso hace casi 20 años.
En ese tiempo, por poco mi carrera comienza y termina de golpe.
Resulta que Radhamés Gómez Pepín tenía un hijo en una liga de béisbol.
Un día entró a la redacción de Deportes, y al sólo verme a mí, me encomendó redactar una nota de esa liga.
Había muchos nombres de niños, y vaya novatada la que cometí.
Puse todos los nombres, menos el del hijo de Radhamés.
Imagínese usted, con el carácter fuerte que siempre ha tenido Radhamés, cuando me vio al otro día, se enfureció, pero no me recriminó.
Analice usted, yo comenzando y botado por novato.
Desde entonces conocí que existía un Radhamés humano, sensible y fiel a sus amigos, familiares y empleados.
El comentario lo hago, porque en el fin de semana, El Nacional celebró sus 44 años.
Y al cabo de tanto tiempo, Gómez Pepín mantiene vivo y activo su amor por el periodismo.
Su amor por dar palos periodísticos y porque El Nacional siga siendo La Voz de Todos. No hablo con él con frecuencia, pero quiero decirle que lo quiero y lo respeto mucho.
Y que ese entusiasmoque exhibe y esa calidad periodística, siempre será motivo de inspiración para las jóvenes generaciones de periodistas.
Radhamés, que Dios te de mucha salud.