Por: Eddilí Hierro Núñez

A propósito de las altas temperaturas registradas, el calor ha tenido grandes incidencias en las personas repercutiendo en su salud y afectando las reservas de agua debido a que la prolongación de la onda de calor contribuye a que ocurran sequías.

Luis Alberto Canó, académico de la Universidad Autónoma de Guadalajara, define las ondas de calor como un fenómeno meteorológico caracterizado por un período prolongado de altas temperaturas en comparación con los valores normales de una determinada región y época del año.

En ese sentido, el docente agregó que las olas de calor suelen estar acompañadas de condiciones atmosféricas estables, altas presión y poca o ninguna precipitación.

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Reserva de agua — La ola de calor puede afectar la reserva de agua (Fuente externa)

¿Pueden las olas de calor afectar las reservas de agua?

«Si y de diversas maneras. Debido a las altas temperaturas registradas, la tasa de evaporación del agua en lagos, ríos y embalses tiende a aumentar», explicó el profesor.

De este modo, el investigador de la UAG, manifestó que el agua se evapora más rápido de lo habitual, lo que reduce las reservas de agua disponibles.

Además, puntualizó que el problema mayor surge en las olas de calor prolongadas, ya que la falta de precipitación puede contribuir a la sequía debido a que cuando hay una escasez de lluvia, los cuerpos de agua se reducen y pueden agotarse rápidamente.

Así también, el pedagogo indicó que el aumento de las temperaturas del agua debido a las olas de calor puede afectar negativamente a los ecosistemas acuáticos ya que muchas especies acuáticas dependen de temperaturas específicas para su supervivencia y reproducción.

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Impactos que tiene la ola de calor en la población

El doctor Canó aseguró que las olas de calor llegan a tener impactos negativos en la salud humana, especialmente en grupos vulnerables como los ancianos, los niños, las personas con enfermedades crónicas y aquellos que trabajan al aire libre.

También, sostuvo que pueden afectar la agricultura y la ganadería, causando estrés térmico en los cultivos y el ganado, así como aumentar la demanda de agua y energía para el enfriamiento.