Impactos, consecuencias y oportunidades del covid-19: República Dominicana y globalización

Impactos, consecuencias y oportunidades del covid-19: República Dominicana y globalización

La mayoría de las bodegas de Nueva York pertenecen a la diáspora de RD

Al presidente Abinader y a los Líderes religiosos, políticos y sociales de la República Dominicana

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En el artículo anterior de vimos cómo algunos países muy pobres salieron de grandes crisis estructurales.

Ejemplificamos con Vietnam y Estonia de las cuales, entendemos, se puede aprender.

En esta ocasión, dando continuidad al eje de esta serie, trataremos los principales impactos que, consecuencias del covid-19, sacudieron a la República Dominicana.

El Gobierno iniciado el 16 de agosto del 2020 encontró una situación económica muy difícil, que fue agravada, grandemente, por los efectos de la pandemia. No obstante, luego de tomar medidas monetarias y fiscales, se vislumbra, en 2021, un crecimiento moderado.

Ahora, si no se toman las medidas urgentes contra los efectos nocivos de la pandemia, correríamos la posibilidad de un serio retroceso.

Una decisión clave para lograr el del necesario cambio estructural, se encuentra en el empoderamiento de la ciudadanía. Los gobiernos son importantes para las definiciones de políticas y dirigir el curso de una nación, pero quien ejecuta esas políticas es la ciudadanía.

Algunos ejemplos que aluden al impacto que puede producir el empoderamiento y la calidad del dominicano:

  • El caso del Tabaco en la República Dominicana, que en su momento era de baja de calidad. Con la integración de la diáspora cubana y las acciones emprendidas por Hipólito Mejía en el año 1964, en el Instituto del Tabaco, se logró colocar el tabaco dominicano como uno de los mejores del mundo.
  • En el Consejo Estatal del Azúcar, del 1970 al 1975, se produjeron cambios estructurales en la producción, corte y alza del azúcar, logrando un hito en la producción con un crecimiento de un 50%, al pasar de 600 a 900 mil toneladas en apenas 4 años. La estructura del CEA, comprendía una junta de directores que incluían dos representantes de los sindicatos, uno de los colonos y uno de los obreros y cinco nombrados por el Poder Ejecutivo, en donde las decisiones se tomaban colectivamente.
  • La gran cantidad de peloteros en las Grandes Ligas que posee la República Dominicana, preparados por escuelas dirigidas por Scouts de Grandes Ligas en el país.
  • Miles de médicos de alto nivel en Estados Unidos.
  • La mayoría de las Bodegas de Nueva York pertenecen a la diáspora dominicana, lo que refleja la calidad del dominicano en condiciones favorables.

Ningún sector ha sido más afectado que el educacional y necesita enfrentar el desafío tecnológico que trajo la pandemia.

Recomendaríamos, lo que están haciendo muchos países, traer una firma de alto prestigio, como McKinsey, que está dirigiendo el proceso en Singapur, para que, conjunto con los sectores educacionales dominicanos, diseñen y supervisen un proyecto que contemple cambios profundos, que pueda ser implementado por una coalición universidades, INFOTEP, INDOTEL y los institutos tecnológicos.

El país necesita un incremento drástico en el proceso de globalización. A nuestro entender, el mayor énfasis debe hacerse, aprovechando nuestra proximidad geográfica–Cuba y nosotros somos los que tenemos, por mucho, las mejores proximidades geográficas para acceder a los 170 millones de consumidores reales de la Costa este de Estados Unidos.

El país, no obstante su posición geográfica, al no construir el puerto de Manzanillo (al mismo tiempo de crear una zona especial tipo Shenzen, con salario diferenciado), no hemos podido meternos, de lleno, en la globalización.

Estamos convencido que la falta de ese puerto, del cual ya hemos escrito varias veces, le ha costado al país, en 20 años, cerca de 300,000 puestos directos, sin contar los indirectos que este número crearía. Esta es una acción imperiosa para ser ejecutada con el apoyo de todos los sectores, encabezada por el gobierno de Luis Abinader.

El momento histórico nos favorece, pero para poder aprovecharlo debemos enfocarnos en los cambios necesarios y estructurales que demandan estos tiempos.

Estoy cada día más convencido, después de 55 años de servicio público y en el invierno de mi vida, que con las grandes condiciones del dominicano que, cuando se empodera y se eliminan obstáculos para su crecimiento, es capaz de lograr hasta lo inimaginable.

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