La era del “imperialismo yankee” y el “comunismo ateo y disociador” no termina de morir y como “to’el que se va a morí se alivia”, algunos quieren que siga viva para continuar disfrutando del protagonismo en contra de los “opresores imperialistas” y otros quieren que muera para que desaparezca definitivamente la opresión y explotación de los poderosos sobre las mayorías y minorías vulnerables ancestralmente sometidas a las limitaciones de la pobreza y la injusticia.
Existe una grosera contradicción en algunos “izquierdistas revolucionarios” con su facilísima adaptación a estilos de vida de los imperialistas estadounidenses y su ridícula imitación de modas y maquillajes que desmienten la autenticidad de sus convicciones o pronunciamientos, tal como lo hacen algunos defensores de los negros que no tienen el menor rubor en aparecer con alisado, corte, extensión y coloración de pelo imitando a los blancos, con trajes, joyas, viviendas y autos lujosos al estilo estadounidense.
El cambio por excelencia en un mundo que políticamente pasó de bipolar a unipolar y actualmente a multipolar con varias potencias haciendo contrapeso al poderoso “imperialismo yankee”, es el hecho de que las intervenciones de los Estados Unidos ahora son menos encubiertas, cuasi santificadas por algunos, como sucede en Venezuela y otros países con graves crisis de refugiados, donde la consigna ya no es la histórica “Yankee, go home”, sino algo parecido a “Yankee, come home” y aquí, en nuestra querida Quisqueya, muchos agradecen que los estadounidenses, contribuyeran, con una importante llamada de su influyente funcionario Pompeo, a detener un intento de reelección forzada y, tal vez, hasta influenciar los eventos electorales del próximo 6 de octubre y mayo del 2020.