Es importante reflexionar sobre el asesinato del periodista saudí Khamal Khashoggi, este caso posee implicaciones geopolíticas que complejizarán, aún más, el escenario político económico mundial, por las relaciones de la administración Trump con la casa real Saudí, la rivalidad de Arabia Saudita con Irán, las guerra en Yemen, Siria; la situación en el Líbano con la gran influencia iraní vía Hezbollah y donde al príncipe Mohammed Bin Salman se le acusó de haber secuestrado al ex primer ministro del país del cedro, Saad Hariri, otra arista a tomar en consideración es el bloqueo que le impuso a Qatar el régimen saudí, razón por la cual Turquía envió soldados a ese emirato del golfo para defender a los cataríes.
El general Al Assiri, a quien Riaf ha culpado por la muerte de Kashoggi, número dos de la inteligencia saudita, es el hombre que ha sido señalado como el enviado de Riad que entregó recursos para la campaña del presidente Trump, que siempre se mostró opuesto a cualquier acercamiento con el némesis de los sunitas saudíes: los shiitas iraníes, a pesar de que el acuerdo nuclear firmado por la administración Obama, que buscó acercamiento con el pivote geopolítico persa , tuvo el apoyo de Rusia, China, Reino Unido, Alemania y Francia.
Para la administración Trump, poder hacer eficaz las sanciones al régimen de los ayatolas iraníes, necesita que Arabia Saudita produzca el petróleo que permita mantener los precios del crudo estables, y si sancionan al régimen saudí, se haría difícil que esto suceda.
Ante las alarmas de los defensores de los derechos humanos, por las acciones que se le endilgan al régimen saudí, y sumando el desdén del régimen por la apertura que permita ciertos niveles de libertad de expresión, se hará difícil para sus aliados criticar a otros países que se les acusa de estas prácticas.
El deleznable asesinato de Khashoggi, es un hito cruel con repercusiones globales, que nos lleva a asistir estupefactos ante un teatro que muestra lo espantoso, aborrecible y nauseabundo que es el mundo de los sectores que detentan, en gran medida, el poder político y económico en el planeta.
La desgracia del crimen de Kashoggi nos muestra la obscena orfandad aniquiladora de esperanzas para la gente sensata y humanista, que creen en la libertad y la dignidad de los seres humanos, porque nos revela la forma dolorosamente trágica en la que se decide vida de un prójimo: “Todos, somos Khashoggi “, y ante su espejo estamos llamados a vernos reflejados.